Redacción Esmeraldas
Las calles de La Concordia lucen abandonadas en las noches. Desde hace dos semanas pocos se atreven a comprobar la veracidad de las amenazas de un supuesto grupo armado, que anunció que asesinaría a toda persona que deambule por las calles pasadas las 22:00.
Se trata de panfletos, reproducidos en fotocopias, que tienen alarmada a la comunidad, comenta Fernando Andino, administrador del Municipio local. Según el escrito, el ‘operativo de limpieza’ durará varios meses y está dirigido a ladrones, trabajadoras sexuales, extorsionadores, vendedores y consumidores de drogas…
Según el capital Fernando Sandoval, jefe del Comando de La Concordia, el documento es el mismo que circula en Quinindé y San Lorenzo. Los tres cantones están considerados los más peligrosos de Esmeraldas.
Según los registros de la Policía Judicial de San Lorenzo, los ajustes de cuentas, las riñas callejeras, el sicariato y los asaltos son las principales causas de asesinato. En lo que va del año se han contabilizado 30 decesos violentos solamente en los cantones Eloy Alfaro (Borbón) y San Lorenzo.
Solamente en La Concordia murieron por disparos de arma de fuego cuatro personas en este mes. Los dos últimos son Martín C., de 46 años, cuyo cuerpo tenía ocho orificios de bala; y Pedro D., de 20 años, que fue asesinado con 10 balazos. Los dos fueron acribillados el domingo último. La semana pasada la Policía informó que un ciudadano fue herido gravemente en Quinindé.
Sin embargo, los grupos de ‘limpieza social’, como se autodenominan, no son nuevos en Esmeraldas. En Quinindé, por ejemplo, se tejieron macabras historias en torno a las pandillas de los Álabas y los Zambrano. Lo recuerda un viejo político, quien prefiere guardar su nombre, al recordar que por años ellos fueron la fuerza de choque de grupos económicos y políticos del cantón. “Eran la ley y creo que siguen vigentes”.
Todo empezó hace 20 años. Un empresario quiteño, quien fue uno de los pioneros del cultivo de palma de aceite, sufrió una invasión en sus tierras. Unos jóvenes de apellido Álaba propiciaron una invasión a su propiedad y crearon la actual cooperativa de vivienda Virgen del Cisne, en el ahora cantón La Concordia.
“Eran tiempos difíciles, por lo que el empresario decidió buscar guardaespaldas y contrató a unos jóvenes de apellido Zambrano. Ahí empezaron los enfrentamientos armados y las matanzas de personas que supuestamente actuaban al margen de la ley”.
Es por ello, dice, que los habitantes de La Concordia aprendieron a convivir con el miedo, especialmente en el área rural.
Pero los últimos panfletos atemorizaron al área urbana. Los 350 estudiantes de la extensión de la Universidad Luis Vargas Torres, que estudian en la noche, ya no se quedan hasta las 22:30. Por ello, las autoridades del plantel decidieron suspender las clases temporalmente.
Sandoval recuerda que nadie puede asesinar a una persona ni siquiera al peor delincuente. Es por ello que considera que “estos supuestos justicieros son unos malhechores más, que tienen que ser denunciados”.