Riyad. DPA
Dos millones de personas cumplieron ayer en Arabia Saudita la tradicional peregrinación a La Meca. Este año se redujo la afluencia, por el miedo al contagio de la gripe AH1N1. Ese temor no disuadió a la abuela keniata del presidente estadounidense Barack Obama, pues ella sí viajó al país árabe.
Se espera que este año haya medio millón menos de peregrinos musulmanes, entre quienes se desplacen hasta las ciudades santas de La Meca y Medina.
Las autoridades locales aseguraron que el temor al contagio con la gripe A es infundado. Hasta ahora han muerto cuatro peregrinos por el virus AH1N1 y otros 68 resultaron infectados.
Uno de los máximos mandamientos del Islam es el ‘hajj’, la peregrinación (al menos, una vez en la vida) a La Meca. “Este año podría ser mi última oportunidad. He ahorrado durante años y no voy a cancelar el viaje por miedo a contagiarme por gripe AH1N1”, confesó Serhat Biçek, de 68 años. Él es un devoto musulmán de Turquía.
El ministro tunecino de Asuntos Religiosos, Boubaker Akhzouri, anunció que la peregrinación fue suspendida en su país, no solo por los riesgos de propagación de la enfermedad, sino también por la incapacidad de vacunar a tiempo a los participantes. Aseguró que la buena salud de los peregrinos es una de las condiciones fijadas por el Islam. La prohibición afectó a unos 10 000 tunecinos que pensaban viajar a La Meca.
Entre los 3 000 invitados especiales del rey Abdula se encuentra la abuela de Barack Obama, Sarah Obama, que a sus 87 años se desplazó acompañada por uno de sus nietos hasta Arabia Saudita. Dos tercios de los invitados del monarca, que realizan el viaje de forma gratuita, son familiares de ‘mártires’ palestinos.
Mañana, los peregrinos, al igual que el resto de musulmanes de todo el mundo, celebrarán la fiesta final del sacrificio.