Expectativa por las nuevas reformas laborales

Mesías Tatamuez (izq.), Diego Cano (cent.) y Guillermo Pavón (der.), mostraron dudas y optimismo sobre las reformas laborales que propone el Ejecutivo

Mesías Tatamuez (izq.), Diego Cano (cent.) y Guillermo Pavón (der.), mostraron dudas y optimismo sobre las reformas laborales que propone el Ejecutivo

Mesías Tatamuez (izq.), Diego Cano (cent.) y Guillermo Pavón (der.), mostraron dudas y optimismo sobre las reformas laborales que propone el Ejecutivo. Fotos: Archivo/EL COMERCIO

El proyecto de reforma laboral que alista el Ejecutivo, y que enviará a la Asamblea Nacional en los próximos días, generó reacciones entre los trabajadores y el empresariado nacional.

En el enlace ciudadano del pasado sábado, 6 de febrero del 2016, el presidente Rafael Correa dio algunos detalles de los cambios que analiza para preservar el empleo, en un segundo año complejo para la economía, por el desplome del precio del petróleo.

En primer lugar, el Presidente dijo que, tras un acuerdo previo entre empleadores y empleados, se pueda reducir la jornada laboral y pagar un salario en relación con las horas trabajadas. También propone flexibilizar los horarios; por ejemplo, en lugar de trabajar ocho horas diarias de lunes a viernes, se podrá trabajar 10 horas al día de lunes a jueves.

La propuesta también contemplará el contrato para jóvenes de entre 18 y 24 años sin experiencia. El Estado cubrirá el aporte a la seguridad social (hasta un salario básico) de estas personas.
La nueva reglamentación introducirá nuevas formas de contratación para tres sectores productivos: agricultura, pesca y construcción. Por último, se creará el seguro de desempleo. La idea es ajustar el mecanismo de cesantía (que ya tiene la seguridad social) para que beneficie a toda la población y no solo a la afiliada.

El presidente de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut), Mesías Tatamuez, dijo que los representantes sindicales quieren conocer el proyecto a profundidad, pero adelantó que hay temor de que las reformas impliquen pérdidas de derechos laborales.

Señaló que debe estar claro el tema de la reducción de las horas de trabajo y rechazó la posibilidad de que no se paguen a tiempo las utilidades a los trabajadores. Esto, en relación con la reforma planteada por el presidente Correa, quien advirtió que los empresarios que se acojan a la reducción de la jornada laboral no podrán declarar utilidades hasta que todos los trabajadores hayan cobrado la jornada de ocho horas, aunque no hayan trabajado la jornada regular en el país.

Respecto del seguro de de­sempleo, dijo que no se debe echar mano de los fondos del IESS y pidió a las autoridades más detalles sobre las nuevas formas de contratación.

Diego Cano, exsindicalista de Petroecuador, teme que esta reforma laboral pueda impactar en los derechos de los trabajadores y en la estabilidad laboral, y que traiga de regreso formas de flexibilización la­borales ya superadas.

Consideró que las alternativas para enfrentar el desempleo deberían partir de un diálogo nacional y del reconocimiento de los desaciertos en el manejo económico.

Del lado empresarial, la visión es más positiva. El director de la Federación Ecuatoriana de Industrias del Metal (Fedimetal), Guillermo Pavón, indicó que la reducción de la jornada laboral puede ser una alternativa positiva para mantener el empleo. Sobre todo para las empresas que han visto una reducción importante de sus ventas en los últimos meses.

Pavón destacó que solo en el sector metalmecánico, la caída de ventas el año pasado fue en promedio del 20%.
Señaló que la reducción de la jornada debe estar adecuadamente reglamentada y que se acepte en función de los resultados de cada compañía.

El Ejecutivo está de acuerdo con los contratos por obra, ya que las compañías están siendo contratadas para trabajos puntuales.
Para el presidente de la Cámara de la Industria de la Construcción, Silverio Durán, la reducción de la jornada laboral no serviría tanto para este sector. Pero cree que deberían normarse los contratos de plazo fijo para el sector, sobre todo para proyectos con un tiempo determinado.

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