La Franja de Gaza recuperaba un semblante de normalidad el miércoles en el segundo día de un alto el fuego de 72 horas, pero seguía pendiente de la difícil mediación emprendida por Egipto para prolongar la tregua entre Israel y el movimiento islamista Hamas.
En el territorio palestino devastado, los gazatíes parecían confiar en la viabilidad del alto el fuego de 72 horas aceptado por Israel y Hamas y que entró en vigor el martes 5 de agosto , a diferencia de los anteriores que no se cumplieron hasta el final.
Los representantes israelíes y palestinos enviados a El Cairo deben ahora transformarlo en tregua duradera en unas negociaciones indirectas a través de Egipto, mediador habitual de estos conflictos como gran vecino y uno de los dos únicos países árabes en haber firmado un acuerdo de paz con Israel.
Las negociaciones se anuncias complicadas, con exigencias a primera vista irreconciliables y una multitud de actores con intereses divergentes.
El ejército israelí anunció haber retirado a todos sus soldados de la Franja de Gaza, pero está dispuesto a responder a cualquier ataque, advirtió.
Los gazatíes por su parte han reabierto sus mercados y sus bancos. Decenas de pescaderos han vuelto a faenar por primera vez en semanas. Los policías volvían a controlar el tráfico en la ciudad mártir de Rafah.
Algunos empezaron a arreglar sus casas y sus tiendas. Otros, cuyas viviendas fueron totalmente destrozadas, en Shujaiyea, Tuffah o Beit Hanun, seguían viviendo en refugios. Casi 500 000 personas han sido desplazadas por la guerra, según las organizaciones humanitarias.
Los servicios de emergencia palestinos despejaban las calles y buscaban entre los escombros los cuerpos que no pudieron recuperar antes en Shujeaiya y Juza, informaron corresponsales de la AFP.
Los empleados de la compañía de electricidad intentaban restablecer la alimentación eléctrica. El martes, los gazatíes tuvieron dos horas de electricidad.
La ofensiva militar lanzada por Israel el 8 de julio para poner fin a los disparos de cohetes contra su territorio y destruir la red de túneles que permite las infiltraciones en su territorio terminó con la vida de 1.875 palestinos, incluidos 430 niños y adolescentes, según el ministerio palestino de Sanidad.
También pulverizó la economía, ya de por sí débil, de este pequeño territorio de 360 km2 en el que 1,8 millón de personas intentan sobrevivir al bloque impuesto por Israel.
La guerra ha provocado entre USD 4 000 y 6 000 millones de en daños directos, aunque la suma total podría ser mucho más elevada, según el viceministro palestino de Economía, Tayssir Amro. En el lado israelí, murieron 64 miliatares y tres civiles.