El Ministro de Finanzas se comprometió el mes pasado a pagar deudas a jubilados. Foto: Ministerio de Finanzas
Terminó el primer semestre del año y en este período, el Gobierno logró reducir sus gastos en un 6%, en comparación con los seis primeros meses del 2017.
El ajuste más fuerte que se realizó en las cuentas fiscales se enfocó en el gasto de capital. Estos son los egresos relacionados con las obras y la inversión pública.
Según Finanzas, el gasto de capital cayó en USD 1 200 millones en comparación con el primer semestre del 2017, es decir, un 30% de reducción.
Cuando se aprobó el Presupuesto para el 2018, se proyectó destinar USD 8 170 millones a gasto de capital, pero una vez terminado el primer semestre, el Gobierno ha gastado USD 2 719 millones.
Jaime Carrera, secretario del Observatorio de la Política Fiscal, considera que el recorte que ha realizado el Gobierno es importante. Destaca que en lo que va del año, el Fisco ha ejecutado apenas el 33% de todo lo presupuestado para este tipo de gastos.
Sin embargo, existen otros rubros que las autoridades no han logrado frenar, como los salarios. Al comparar con el primer semestre del 2017, entre enero y junio pasados se cancelaron USD 160 millones más en salarios para los funcionarios públicos. Además, el pago de intereses por la deuda creció en USD 209 millones.
Carrera insiste en que por el peso en el Presupuesto, el Gobierno debería considerar “un ajuste real en los salarios de funcionarios públicos”, en línea con la política de austeridad anunciada mediante Decreto Ejecutivo el año pasado. “La masa salarial puede reducirse, también las transferencias a las empresas públicas”.
Según Fausto Ortiz, exministro de Finanzas, si se difieren obras públicas que no son urgentes, el Fisco todavía tiene espacio para reducir entre USD 1 000 y 1 500 millones en el segundo semestre del año.
No obstante, Ortiz considera que incluso con esa merma del gasto en inversión pública, al Gobierno no le alcanzará para cumplir con la meta de déficit fiscal, fijada en 3,9% del PIB, (USD 4 090 millones), que fue lo aprobado en el Presupuesto General del Estado.
El déficit fiscal se presenta cuando los gastos en el Presupuesto superan a los ingresos.
Hasta junio pasado, el déficit se ubicó en cerca de USD 4 200 millones, es decir, se acerca a esta meta. Sin embargo, durante el segundo semestre del año se presentan gastos fuertes, entre ellos, el pago del decimotercer sueldo y amortizaciones de deuda pública. Además, Richard Martínez, ministro de Finanzas, se comprometió el mes pasado a cumplir con los pagos represados que se adeudan a los jubilados.
De ahí que Finanzas ajustó en mayo pasado sus proyecciones de déficit. Según Martínez, este año la brecha será de 5,3% del PIB, es decir, llegaría a los USD 5 500 millones.
Además, el Ministerio de Finanzas reconoció una sobreestimación de ingresos en la Pro forma aprobada para este año.
En el Presupuesto, la proyección de recaudación por impuestos para este año fue inicialmente de USD 15 358 millones, pero el Fisco redujo la cifra en USD 430 millones.
Asimismo, los ingresos proyectados por transferencias y donaciones de capital e inversión, “que el Gobierno esperaba alcanzar con la venta de hidroeléctricas”, se redujeron en 389 millones, dijo Carrera.
A esto se suma que la tasa de control aduanero, con la que el Fisco esperaba recibir unos USD 300 millones, fue desmantelada el mes pasado.
Carrera explica que estas reducciones de ingresos en el Presupuesto se podrían compensar, en parte, con la remisión tributaria que propone la ley de Fomento, aprobada en la Asamblea y que aún espera el veto del Ejecutivo.
De esta manera, en el segundo semestre el Fisco podría recibir USD 602 millones más de lo presupuestado.
Otro factor que podría contribuir a reducir la brecha fiscal es el incremento del precio del barril del petróleo, que ha estado por encima de los USD 60 en promedio, mientras que en el Presupuesto se estimó que un precio de USD 41,92.
El reto del Gobierno, según los expertos, es lograr un recorte más fuerte del gasto, con el fin de reducir las necesidades de financiamiento, que este año suman alrededor de USD 11 000 millones, unos USD 1 000 millones más de lo presupuestado inicialmente.
Esto, en un contexto en que una emisión de nueva deuda en bonos sería tan costosa como la del 2014.
“Mientras los mercados estén volátiles, el Gobierno puede hacer un importante recorte de gasto que envíe un mensaje de confianza a los mercados y contribuya a bajar el riesgo país”, dijo Ortiz.