El gas sarín, potente sustancia neurotóxica mortal

Foto: EFE

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Las víctimas se quejan primero de violentos dolores de cabeza y presentan pupilas dilatadas. Foto: EFE

El gas sarín, que Estados Unidos acusó el jueves 6 de abril del 2017 al régimen sirio de haber usado contra una ciudad rebelde esta semana dejando al menos 86 muertos, es una potente sustancia neurotóxica, inodora e invisible, descubierta en Alemania en 1938.

Aunque no sea inhalado, el simple contacto con la piel de este gas organofosforado bloquea la transmisión del influjo nervioso y conduce a la muerte por paro cardiorespiratorio.

La dosis letal para un adulto es de medio miligramo.

Las víctimas se quejan primero de violentos dolores de cabeza y presentan pupilas dilatadas. Luego sufren convulsiones, paros respiratorios y caen en coma, antes de fallecer.

Las imágenes de Jan Sheijun, una pequeña ciudad de la provincia rebelde de Idlib (noroeste de Siria), mostrando a personas agonizando, buscando desesperadamente la forma de respirar y expulsando espuma por la boca impactaron al mundo.

El sarín puede ser utilizado en aerosol, pero también puede servir para envenenar el agua y los alimentos, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en la ciudad de Atlanta.

La ropa que haya estado en contacto con vapores de sarín de forma continua puede contaminar a otras personas hasta media hora después de la exposición, señala el CDC, según el cual existen antídotos.

La fabricación de esta sustancia es un proceso complejo que requiere conocimientos avanzados en química. Pero químicos alemanes de la firma IG Farben lo descubrieron en 1938 por casualidad mientras trabajaban sobre nuevos pesticidas.

Fue usada como arma química durante el conflicto Irán-Iraq en la década de 1980 y por la secta “Verdad Suprema" en un atentado perpetrado el 20 de marzo de 1995 en el metro de Tokio.

El régimen sirio ya usó varias veces el gas sarín desde que comenzó la guerra civil en marzo de 2011. El 21 de agosto de 2013, un ataque con este componente mató a 1 429 personas, entre ellas 426 niños, según los servicios de inteligencia estadounidenses.

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