Los uniformados colaboran con las tareas de remoción de escombros, seguridad ydespacho de aeronaves. Foto: Cortesía FAE
El sonido de las turbinas y las hélices no se detiene en la Base Aérea Simón Bolívar, en Guayaquil. Desde aquí se coordinan las operaciones de ayuda a los damnificados del fuerte sismo, que afectó gravemente a zonas de Manabí y Esmeraldas.
La mañana de este sábado 30 de abril del 2016 se dio un nuevo relevo de tropas. A bordo de los aviones Boeing 727 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, y de un C-130 de la Fuerza Aérea Uruguaya, 200 efectivos se trasladaron a los cantones afectados.
Su misión es tomar la posta del contingente desplazado hace una semana. Los uniformados colaboran con las tareas de remoción de escombros, seguridad, despacho de aeronaves y organización de la ayuda humanitaria en los centros de acopio.
Además, esta mañana se sumó un nuevo voluntario. Se trata de la aeronave Hércules C-130, que tras pasar por mantenimiento se incorporó a la flota de operaciones.
“Nuestro gigante de acero tiene la capacidad de transportar hasta 10 toneladas de carga o 90 hombres equipados, por lo que será un importante aporte para satisfacer los requerimientos logísticas de las Fuerzas Armadas en apoyo a nuestra población”, cita la FAE en un comunicado.
Hasta el viernes 29 de abril, las naves de la Fuerza Aérea Ecuatoriana acumulaban más de 480 horas de vuelo. Parte de la flota llega con provisiones a zonas completamente aisladas, en el borde costero y en montañas, donde el acceso terrestre se dificulta por el colapso de varias vías.
Desde el terremoto del pasado 16 de abril, la pista aérea de Guayaquil continúa recibiendo a organizaciones internacionales. Esta tarde se tenía previsto el arribo de una aeronave de Acnur, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Hasta la semana anterior, este organismo había entregado 400 carpas familiares y lonas de plástico en Chamanga (Esmeraldas). Otras 20 carpas fueron trasladadas a Canoa, en Manabí.
En total, hasta el viernes 22 de abril, Acnur había entregado 900 tiendas de campaña, 15 000 colchonetas, 18 000 mosquiteros impregnados de repelente, lonas de plástico y utensilios de cocina. La ayuda fue enviada desde los depósitos logísticos de la organización, en Dinamarca.
En la Base Aérea es también el escenario de las ceremonias de despedida de las delegaciones internacionales que se desplazaron hasta la costa ecuatoriana para ayudar en las labores de rescate de víctimas. Esta tarde partió desde de Guayaquil un grupo de argentinos.