A favor
‘La feria no es un acto de violencia, sino una tradición’
Los taurinos consideran a las corridas de toros como parte de las fiestas y las tradiciones de Quito. Para ellos, hablar de una posible prohibición de la feria Jesús del Gran Poder es simplemente imposible. Este evento mueve a cerca de 150 000 personas durante los nueve días de realización.
Según Mauricio Riofrío, presidente de la plaza de toros Quito, las corridas son demostraciones de arte y cultura. Aunque respeta las posiciones y creencias que tienen los grupos antitaurinos.
Riofrío asegura que asistir a los eventos taurinos no atenta contra el bienestar mental de ninguna persona, especialmente los niños. “Es decisión de los padres inculcar en sus hijos ciertas tradiciones”.
Mario Monteverde, empresario, gusta de la tauromaquia desde que era un niño. Él asegura que desde que tenía 3 años asiste a la plaza de toros. Monteverde dice que aunque los grupos de protección de animales protestan contra la forma en la que muere el toro, estos animales fueron específicamente criados para ser lidiados y enfrentarse al torero en medio del ruedo.
Camilo Fuentes, estudiante, cree que una de las razones por las que no se puede suspender la feria es por el dinero que genera su realización. “Somos cientos de personas las que venimos a la plaza”. Riofrío asegura que la feria genera USD 600 000 de impuestos, durante los nueve días.
Mercedes Herrera, propietaria de una tienda cerca de la plaza, asegura que las ventas en su negocio se elevan hasta en un 50% durante las corridas. Ella explica que aunque esos días su trabajo se incrementa, la feria resulta muy buena para su negocio.
Los taurinos dicen que el respeto y la tolerancia hacia los grupos que no gustan de los toros está entre sus principios. Pero también piden que se respete sus gustos. “Estos grupos rechazan la violencia, pero nos agreden lanzando pintura”.
En contra
‘El respeto a la vida de un animal no se puede negociar’
La fundación Protección Animal Ecuador defiende el bienestar animal desde cinco libertades: que viva libre de hambre y sed, miedo, dolor o enfermedad, comodidad y libre de manifestar un comportamiento natural. Según Fernando Arroyo, miembro de la fundación, estos principios no se respetan en las faenas porque amplifican y alargan el dolor y el sufrimiento de un animal antes de sacrificarlo.
“Estuve en una tienta de toros y desde entonces no me gustó el manejo y la humillación a la que se le sometió al animal”.
Gustavo Miño, de la fundación Alcuhuasi, acepta que las corridas de toros son un espectáculo artístico por la preparación y la destreza del torero para enfrentarse a un animal mayor en tamaño y fuerza. No obstante, él critica la forma en la que se maltrata al animal. “Se puede normar la actividad para evitar el sacrificio del animal”.
Para Nubia Puentes, una activista antitaurina, el torero tiene una ventaja racional y los instrumentos que utilizan en la faena. Por su parte, Miño no rechaza la muerte de un animal en beneficio humano, siempre que se respeten las normas técnicas que reduzcan el sufrimiento.
La posición de Arroyo es más radical y asegura que las corridas deben ser eliminadas porque no se deben criar animales para un espectáculo violento. El 4 de noviembre, la Defensoría del Pueblo emitió una resolución que prohibió el ingreso de los menores de 12 años a la feria taurina para evitar su exposición a imágenes violentas como la muerte de un animal.
Desde 2007, los movimientos antitaurinos recogieron cerca de 30 000 firmas. El objetivo es elevar a consulta popular la continuidad de esta actividad. Una muestra de 22 grupos de la red social Facebook que apoyan las corridas contabilizó 10 483 miembros. Otros 22 grupos antitaurinos sumaron 780 071 miembros.