Fremio Caicedo: “las personas deben preocuparse más por la ciudad”

Fremio Caicedo atrapó a un probable pirómano en Quito.

Fremio Caicedo atrapó a un probable pirómano en Quito.

Fremio Caicedo atrapó a un probable pirómano en Quito.

Fremio Caicedo, un esmeraldeño de 33 años y vendedor de agua de coco, atrapó a un supuesto pirómano que habría prendido fuego en el sector de El Sena, en el centro de la urbe. Este hombre lo detuvo hasta que los vecinos del sector llamaron al Cuerpo de Rescate. De esta forma, los bomberos de la ciudad evitaron un incendio. Luego, se convirtió en bombero honorífico, una insignia que se ha entregado a pocas personas.

Hace casi un mes el rostro de un hombre quedó plasmado en la retina de la ciudadanía.

Es Fremio Caicedo, un esmeraldeño vendedor de agua de coco, quien un día dejó toda su mercancía a un lado para realizar una hazaña: atrapar a un probable pirómano, quien habría provocado un incendio en el sector de El Sena, en las laderas del río Machángara, en el Centro de la ciudad.

Desde ese día su entorno cambió. Las cámaras lo fotografiaron y su rostro salió en varios medios impresos y en programas de televisión.

Fremio cuenta que su trabajo era tranquilo. Recorría varios puntos de la ciudad vendiendo su producto: agua de coco. Lo hacía con alegría, cuenta. Cuando vio al hombre del incendio, su primer impulso fue correr y atraparlo, ya que intentó dañar a la ciudad que lo ha acogido.

Este hecho lo convirtió en un bombero honorífico, insignia entregada por el Cuerpo de Bomberos Quito debido a su valentía. Esto trajo emoción a su familia.

Además, le generó un empleo temporal. Se convirtió en un ‘guía forestal’ con un sueldo fijo de USD 400 (mientras dura la temporada de verano).

Ahora, más tranquilo, relata que nunca lo habían entrevistado y que estuvo nervioso cuando vio a las cámaras y a los micrófonos que lo rodeaban. No sabía hacia dónde mirar. Reconoce que todavía siente temor a las entrevistas y más aún cuando le saludan en los diferentes lugares: en su negocio, en su barrio, en el bus. “Es un honor sentirse un héroe moderno”.

Hay personas que se acercan a estrecharle la mano y a felicitarlo por este logro. Para este hombre de 33 años, llevar la casaca roja es un honor y una emoción que ha llegado a su vida. El motivo: es un símbolo de ayuda a la comunidad.

¿Alguna vez pensó ser bombero o policía o rescatista? Pues no. Caicedo recuerda que de pequeño lo que más le emocionaba era jugar al fútbol.

Ahora tiene un nuevo reto inesperado: cuidar, proteger y hacer respetar los bosques de Quito. Este hombre deja un consejo: “las personas deben preocuparse más por la ciudad”.

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