Entrevista a Francisco Carrión, embajador de Ecuador en EE.UU. Foto: Archivo / EL COMERCIO
¿Cómo califica las relaciones con EE.UU.?
Cuando el presidente Lenín Moreno asumió el poder anunció que buscaría refrescar las relaciones internacionales. Para el caso de EE.UU., que es el primer socio comercial del Ecuador, resultaba indispensable no solamente refrescar sino normalizar las relaciones, lo que no significa de ninguna manera sometimiento de una parte a la otra, sino tener una relación respetuosa y sobre todo con las soberanías intactas de ambos lados.
¿Cómo avanza esta nueva etapa?
En estos dos años hemos avanzado. En el económico-comercial y de inversiones se realizó a los 10 años un encuentro que antes era casi usual entre responsables públicos y privados. De ahí en adelante se ha venido trabajando duramente en cambiar la imagen y la posición del Ecuador por voluntad propia, no por imposición. Que eso quede absolutamente claro, como el caso de Venezuela, donde no ha habido ninguna imposición de Estados Unidos para cambiar la política respecto de Venezuela. Lo mismo en el famoso caso del señor Julián Assange: ninguna presión de Estados Unidos. Esta ha sido una decisión tomada directamente por el Presidente de la República, porque lo que ha habido es un cambio de enfoque, más pragmático, que defienda los intereses nacionales.
¿Qué tan difícil ha sido volver a unas relaciones normalizadas?
Puedo asegurar que no ha sido fácil, porque durante 10 años el Gobierno anterior dejó de lado las relaciones con EE.UU., por motivos más bien ideológicos. Eso hizo que muchos mecanismos que unían a los dos países, o desaparezcan o disminuyan, como es el caso de la Usaid, que es la agencia de cooperación de EE.UU., que estuvo permanentemente ayudando en Ecuador en proyectos que van desde alcantarillado, agua potable, educación, salud… Durante el Gobierno anterior se pidió la salida de esta agencia y, ahora, dentro de lo que ya no llamo refrescamiento sino de normalización, esta Embajada tuvo la iniciativa de buscar que la Usaid regrese al Ecuador.
¿Cuál es el beneficio de este cambio de enfoque?
Debo decir que si bien hubo cierta reticencia al inicio, luego hubo una gran apertura. La prueba es que se firmó el acuerdo marco para establecer los mecanismos de la implementación de la cooperación de EE.UU. en Ecuador. Nosotros, como país en desarrollo, debemos sacar provecho de esta nueva coyuntura. Esa es una muestra muy concreta de la normalización.
En una misión diplomática siempre hay dos momentos, uno político para hacer acercamientos, y luego el práctico que es el económico. ¿En cuál momento estamos?
El uno no se opone al otro. Tenemos posiciones comunes en el ámbito político, por ejemplo, y no porque haya una imposición de un país respecto del otro, en este caso de Estados Unidos con Ecuador sobre el tema Venezuela. Nuestra posición no fue desde el comienzo la misma, sino que fue un proceso donde hubo un deterioro promovido por el gobierno del presidente Maduro. Con Estados Unidos hay otros puntos de afinidad, como la democracia y los derechos humanos, pero hay puntos donde no hay coincidencias, como la migración o temas de defensa, porque nosotros cuidamos mucho la soberanía, pero estamos conscientes de que hay ciertos temas donde el apoyo de Estados Unidos no solamente es útil sino necesario, como la violencia en la frontera con Colombia. Aquí se trata de encontrar puntos de coincidencia y en aquellos donde no hay coincidencia, limarlos. Eso no impide que Ecuador tenga relaciones y negocios con países que no puedan ser afines a EE.UU.
¿Cuáles son las metas económicas?
Nosotros debemos perseverar en buscar la ampliación de mercados en Estados Unidos, que es el mundo que está relativamente cerca, por eso es el país más importante. Para el tema de las inversiones necesitamos crear confianza en Ecuador; las inversiones van adonde hay certezas y seguridad. Debemos fomentar esa confianza. En dos años se ha cambiado radicalmente la situación del Ecuador en el ámbito de la libertad de expresión, de los derechos humanos, del diálogo. El inicio de la relación del gobierno del presidente Moreno con el gobierno del presidente Trump fue de recelo de parte de EE.UU. y de sorpresa por el cambio en cuanto a las libertades individuales, derechos humanos, etc. Estamos pasando de esa fase de sorpresa a una fase ya de confianza. La prueba está en estos dos últimos eventos con el retorno de la Usaid y la visita del viceministro de Asuntos Políticos de ese país, David Hale.
Hoja de vida
Francisco Carrión fue Canciller de la República (2005-2007). Entre 2009 y 2011 representó a Ecuador ante la ONU y formó parte de la iniciativa Yasuní ITT. Desde el 4 de enero del 2018 es embajador en EE.UU.