Redacción Sierra centro
Su sueño era adquirir el disco de la película Bésame de la sensual española Sarita Montiel. “Vendedores de Ambato llegaban todos los fines de semana con una gran variedad de discos”.
El disco de Montiel es el primero de su colección de música. Actualmente tiene 1 400 discos de vinilo, 1 200 CD y 178 casetes.
Su afición por la música lo impulsaba a comprar los discos. Invertía el dinero que ganaba como profesor y funcionario de la Dirección Provincial de Educación de Cotopaxi.
Cuando reunió 100 discos decidió que era necesario llevar un registro. En un cuaderno empezó a anotar en orden alfabético los nombres de los cantantes y de las agrupaciones.
“Cuando llegan mis familiares y amigos pueden escoger una canción. Los invito para apreciar la música que es maravillosa. Acá bailamos o cantamos. La pasamos muy bien”.
Su casa está ubicada en el sector Locoa, a cinco minutos del centro de Latacunga. En la sala hay estantes de madera donde guarda la colección.
En las paredes están colgadas las fotografías de la familia. Hay retratos del docente junto a su esposa, sus tres hijas y cuatro nietos.
La afición por la música la heredó de su padre. Le gustaba escuchar pasillos y acudir a conciertos. Recuerda que viajaban a Quito para asistir a los recitales en el Teatro Sucre. Ahí se presentaba el famoso dúo Benítez-Valencia, Carlota Jaramillo…
Por esta razón, la mayor parte de su colección es de música nacional. “ Cerca de 900 discos de vinilo son de cantantes ecuatorianos”. Atiaga cree que su compilación guarda el trabajo del artista nacional. “Aquí está la historia musical del Ecuador”.
Tiene los discos de Anita Lucía Proaño, Julio Jaramillo, Bolívar ‘Pollo’ Ortiz… También guarda los trabajos de Fresia Saavedra, famosa por cantar Sendas Distintas, Adoración y otros temas dedicados a los amores imposibles, al desengaño. “Me encantaría que ella me regale uno de sus discos. Sería un honor para mí”.
A más de la música ecuatoriana, Atiaga posee música china, japonesa, inglesa, africana… La consiguió a través de sus amigos que viajaron al extranjero. Ha visitado las radios de varias ciudades. También canjea con otros coleccionistas para tener una variedad de géneros.
Afirma que quisiera contactarse con más aficionados. “No soy egoísta con mi colección. Cualquier persona puede pedirme una copia que la daré con gusto”, dice el maestro de 64 años.
Su esposa Elena señala que solo él puede tocar los discos. “Es muy cuidadoso”.
En las reuniones, su familia disfruta lo más selecto de la música. Lo que más escuchan son los pasillos y los boleros.