‘Yo retiré mi fondo de reserva de los tres últimos años y compré una lavadora”, comunicó la secretaria, quien ocupa un departamento pequeño donde resulta difícil lavar la ropa y secarla. Espera una nueva oportunidad para disponer del dinero y adquirir una máquina secadora.
Este ejemplo muestra que las repudiadas ‘doras’ en el sector oficial, son de alta importancia para las personas de escasos recursos económicos, que no disponen de espacio; y que -por añadidura debido a sus magros ingresos económicos- no tienen acceso al crédito de entidades financieras. Hoy, cuando el fondo de reserva se convierte en dinero de bolsillo, recibiéndolo cada mes, deben decirle adiós a las ‘doras’ y a la incipiente comodidad que habían adquirido.
En el sector oficial, según parece, hay numerosos funcionarios que gozan de comodidad económica y no han pasado por las penurias de la gente común. Por ello, dan recetas muy fáciles indicando que quienes no quieran recibir las cuotas mensuales, deben acudir al Seguro Social para indicar que -como antes- queden en el fondo de reserva.
Para este fin ¿el afiliado deberá formular su solicitud por Internet? Porque todo se está reduciendo a comunicaciones por esta dichosa vía.
La segunda opción es que el mensual -una elevación del sueldo hecha con el propio dinero del afiliado- es que ordene situarlo en una cuenta bancaria. Un poco tarde se han dado cuenta que más de 400 000 afiliados no tienen cuenta bancaria alguna. ¿Los bancos admitirán apertura de cuentas pequeñitas si el coste de operación y mantenimiento no justifican un ingreso razonable para ellos? Y si la abren ¿cuánto pagarán por intereses y cuánto cobrarán por el servicio? Leo en una cuenta pequeña:”Intereses a su favor: 0,76. Retención estado de cuenta: 2,00”.
Existe radical actitud negativa de muchos trabajadores para que el empleador los afilie al Seguro Social, porque este ente, en la realidad, le sirve para poco o nada.
La mayor necesidad es la atención de la salud, pero por más que inventan un ‘call center’ para evitar las hileras en las madrugadas y obtener turno por teléfono, los ‘call’ no responden. Los trámites son muy lentos y demandan muchas horas del tiempo del afiliado.
En resumen: parece que no hay conexión entre los conocimientos teóricos de quienes legislan y de su experiencia económica bastante cómoda, con la realidad de centenares de miles de ecuatorianos que, por carecer de elementales comodidades, tienen su esperanza en el fondo de reserva.
De manera permanente, la mayor parte de políticos centran sus discursos en ofertas para los pobres; pero como no han sufrido pobreza parece que no entienden de lo que no han conocido ni experimentado. Pero pronuncian discursos sobre los pobres y los más pobres entre los pobres.