Redacción Guayaquil
La dirigencia de Alianza País en Guayas está de acuerdo con que el movimiento adopte la estructura de un partido. Así se busca eliminar desavenencias y escollos internos.
Hasta hace un mes, y concluida la época electoral, poco se conocía de las actividades de Alianza País en esta provincia. Fue la expulsión de Pierina Correa, hecha por el dirigente Walter Vargas, el hecho que abrió una nueva discordia al interior del oficialismo.
El pasado 20 de noviembre, Vargas se proclamó como director de Alianza País, en reemplazo de la hermana del Primer Mandatario. El dirigente denunció que Correa descuidó su cargo y se rodeó de personas relacionadas a partidos tradicionales.
La resolución, según Vargas, contó con el respaldo de 73 agrupaciones. Pero ella y los miembros de la Coordinadora Política, la máxima instancia en la provincia, desconocieron esa decisión y acusaron a Vargas de querer cobrar protagonismo.
La Coordinadora se creó a finales de 2008 bajo el nombre de Consejo Político. Reemplazó a la directiva única de Gustavo Darquea y Raúl Patiño, cuya gestión fue criticada por excluyente.
Desde entonces, la Coordinadora está integrada por un representante de cada agrupación afín al Régimen, a excepción de Movimiento País, que tiene cuatro delegados. También están representantes de Alianza País, Alianza Bolivariana Alfarista (ABA), Ruptura 25, Frente de Lucha Ciudadana (FLC) y Poder Cívico Ciudadano (PCC).
Pierina Correa es la representante de Alianza País ante la Coordinadora. Vargas, quien afirma ser “revolucionario y de izquierda”, conforma el grupo Alianza País, pero no la Coordinadora, donde sí está Correa.
Actualmente por Movimiento País están Kléber Loor, Mercedes Diminich, Luther Vera; por Ruptura 25, Francisco Jiménez; por ABA, María Alejandra Vicuña; por FLC, Nicolás Issa Wagner y; por PCC, Gastón Gagliardo. Se sumó, desde agosto, el gobernador Roberto Cuero.
Ellos se reúnen cada semana en la central ubicada en Esmeraldas y Gómez Rendón, en el sur. Mientras el grupo liderado por Walter Vargas no posee una sede fija. Para ellos es suficiente una oficina de cualquiera de sus miembros, dijo Vargas.
Por su parte, Francisco Jiménez, integrante de la Coordinadora, dijo que en sus reuniones se analizan temas en los que pudiera reactivarse la confrontación entre el Gobierno y el Cabildo. Un ejemplo es el comercio informal en las calles de Guayaquil.
Para Jiménez, haber “racionalizado la participación ha permitido avanzar en la unificación del movimiento”. Sin embargo, cree necesario que A. País se convierta en un partido político con reglas perdurables. “Estamos claros del liderazgo del Presidente pero se necesitan crear cuadros”, dijo.
La falta de un tribunal de disciplina, como lo tienen los partidos políticos, también resulta una falencia para el oficialismo. En especial para resolver casos los síntomas de desunión como las denuncias de Walter Vargas. Así lo afirmó Nicolás Issa Obando, jefe de la última campaña.
“Las depuraciones deben darse, pero respetando el debido proceso”, dijo Issa, ex militante de la ID y el PRE.
La falencia de un instructivo para ese tipo de denuncias hizo que el hecho solo haya sido rechazado sin tener un mayor tratamiento. Esto ocurre cuando Alianza País aspira a convertirse en partido el próximo año.
Para Kléber Loor, otro de los integrantes de la Coordinadora, las declaraciones de Vargas tuvieron acogida mediática pero no afectaron al oficialismo casa adentro.
Pese a ello, en la práctica, Alianza País, Frente de Lucha Ciudadana y Alianza País manejan de forma paralela la logística de los comités de defensa de la Revolución Ciudadana (CDRC).