En la calle Taday, en La Argelia, están las gigantografías que promocionan la obra. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
El proyecto Quito Cables tiene dos novedades. Hay un listado de 10 firmas internacionales interesadas en conocer el proyecto, con miras a participar en su construcción y, segundo, que al ser una alianza público-privada, el convenio para la construcción será más ágil.
Este es uno de los proyectos emblemáticos presentados por la actual administración municipal. En este se propone una movilización a través de cabinas, en cuatro líneas. Se arrancará con las llamadas rutas roja y azul.
En el primer caso se unirá a La Argelia con Solanda. Luego, se prevé ampliarla desde Criollos (arriba de la Mena Dos) hasta Conocoto. En cambio, la azul unirá a La Ofelia con Pisullí y posteriormente con La Roldós. Según datos que maneja el Cabildo, unas 151 000 personas serán las usuarias cuando ambos tramos estén completos.
Para ejecutar las dos líneas (de cuatro planificadas) se creó un Data Room; es decir, un portal de Internet para que las firmas interesadas ingresen sus datos y reciban información detallada.
Desde el 26 junio hasta el 31 de julio de este año, ocho empresas y dos oficinas comerciales (representaciones de países) se inscribieron.
En la solicitud, los interesados expusieron su razón social, giro de negocio, experiencia, activos, pasivos y ventas anuales, entre otros datos. El objetivo de la creación de la base de datos fue transparentar el proceso, indicó Santiago Zeas, vocero del Municipio.
Otras firmas que quieran participar en la construcción tendrán oportunidad de inscribirse hasta septiembre próximo, cuando empezará el concurso internacional.
Aún está pendiente conocer sobre los términos que se impondrán a las empresas. Tampoco adelantaron sobre el modelo de operación, pero Zeas descartó que haya una privatización de este servicio de transporte. Él enfatizó en que será el Municipio el ente rector del proyecto que vigilará la calidad y fijará los precios. “La tarifa será social, que le permita a la gente hacer uso del sistema”. Ratificó que los lugares donde funcionarán las líneas de transporte (cabinas similares a un teleférico) servirán a vecinos de barrios populares.
Santiago Molina, asesor técnico de Quito Cables, adelantó que se buscará a la empresa que presente los mejores beneficios para la ciudad. “Se trata de una alianza público-privada… el riesgo lo asumen los constructores y no el Municipio”.
Debido a que el Cabildo no pondrá dinero para las obras, no cabe que se ingrese el proceso al Servicio de Contratación Pública (Sercop) como si se tratase de una licitación. El proceso, bajo la Ley de Empresas Públicas, también reducirá tiempos en la ejecución.
En un reportaje anterior, este Diario conoció que el costo de construcción de las dos primeras líneas bordearía los USD 86 millones. Ahora, los funcionarios municipales señalaron que serán las empresas las que manejen una cifra y expongan la tecnología a utilizar. Sin embargo, Santiago Zeas manifestó que el precio total del proyecto (de las cuatro líneas) no sobrepasará los USD 550 millones.
En menos de 17 meses la actual administración ofreció que el proyecto estará en marcha. “Tal como lo dijo el Alcalde, tanto la línea azul como la roja estarán operativas durante el segundo semestre del 2016”, señaló Santiago Zeas.
Los trabajos para la instalación de las columnas (pilonas), y cables aún están por iniciarse, en las dos primeras rutas; pero hay cuadrillas de obreros de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) que trabajan en regeneración urbana.
Nelly de Parra, vecina de La Argelia, recordó que en febrero hizo dos solicitudes: el arreglo del parque y la coordinación para el programa 60 y Piquito. “Sí nos dieron oído a los pedidos”, dijo. Por su parte, Néstor Quinga, vecino de la calle Taday, contó que en su calle, desde hace un mes, no ve obras.
Zeas dijo que las obras de regeneración urbana y el arreglo de las vías serán permanentes. Mencionó que 16 calles fueron intervenidas en La Argelia y que en Pisullí se adecuaron el parterre central y el parque Curiquingue, que tiene una extensión de siete hectáreas.
Movilidad
En septiembre se realizará un concurso internacional para escoger a la constructora.