Finanzas humanitarias rotas en el peor éxodo de refugiados de la historia

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Varios policías vigilan a más de 200 refugiados que fueron interceptados cuando trataban de llegar a las costas europeas en el puerto de Trípolo, Libia. Foto: EFE

El sistema humanitario internacional no está roto, pero sí lo están sus finanzas cuando el mundo enfrenta los mayores niveles de desplazamiento forzado de la historia, dijo hoy, 5 de octubre, el jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Antonio Guterres.

"Ya no podemos cubrir ni tan siquiera los requerimientos absolutamente mínimos en materia de protección y de ayuda para sobrevivir", declaró al inaugurar el 66 comité ejecutivo anual de la Acnur, el órgano de gobierno que aprueba sus programas y presupuesto.

La financiación actual para las 33 peticiones de fondos efectuadas por la ONU para acudir en ayuda de 82 millones de personas cubre solo el 42 % de lo solicitado.

En este contexto, los responsables de la Acnur anticipan que este año solo recibirán financiación por el 47 % de lo requerido, y si hasta ahora se ha conseguido afectar lo menos posible a la familias de refugiados, esto ha sido a costa de otros programas.

Aparte de la "megacrisis" causada por las interconexiones entre los conflictos de Iraq y Siria, de donde han huido 15 millones de personas y que recibe gran atención mediática por sus repercusiones en la crisis de refugiados en Europa, el organismo enfrenta grandes desafíos por los conflictos de larga duración en África.

En este continente, cientos de miles de personas siguen abandonando regularmente sus hogares debido a la violencia armada.

Los últimos datos de la Acnur indican que en los últimos 12 meses 500 000 personas huyeron de Sudán del Sur,
190 000 de Burundi y unas 300 000 de Libia.

Para esta zona del mundo el déficit es de 215 millones de dólares "en gastos ya autorizados", una fracción de lo que realmente se necesita.

"Nos enfrentamos a un dilema existencial en relación a nuestra capacidad de responder a las necesidades y pido a los donantes que nos ayuden a reducir este déficit antes de que termine el año", invocó Guterres.

En momentos en que el mundo enfrenta los mayores niveles de desplazamiento forzado de la historia -con 60 millones de víctimas entre refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos-, la agencia de la ONU enfatizó que "el asilo debe ser sacrosanto y honrado como la expresión más profunda de humanidad".

En un mensaje a Europa, a donde este año han entrado por las rutas del Mediterráneo más de medio millón de refugiados e inmigrantes, Guterres dijo que la mejor manera de hacerlo es "a través de la cooperación internacional y del reparto de la carga".
"En un continente con 500 millones de habitantes, 5 000 personas que llegan a diario es un número muy significativo, pero manejable si se hace bien", aseguró.

La Unión Europea ha decidido ofrecer 160 000 plazas para refugiados, pero falta un entendimiento sobre cómo éstas serán repartidas.

Los organismos humanitarios coinciden en que se trataría de un gran avance, pero insuficiente si no está acompañado de la creación de las estructuras necesarias, como centros de recepción cercanos a los puntos de entrada y dotados de medios para asistir, registrar y filtrar a decenas de miles de personas.

Por Italia entra un flujo mixto, de refugiados e inmigrantes económicos, mientras que los que llegan a las islas de Grecia proceden de los diez países que más refugiados generan actualmente, principalmente Siria, Irak y Afganistán.

Los análisis de la Acnur han confirmado varias causas que les empujaron a abandonar los países más próximos donde habían encontrado refugio y emprender la travesía hasta Europa.
El detonante fue el recorte de la ayuda alimentaria que ofrecía Naciones Unidas en los campamentos y comunidades de acogida, por falta de dinero.

"No necesito repetir el dramático impacto que el recorte de fondos tuvo para millones de refugiados y otros que dependen casi enteramente de la asistencia alimentaria y vieron sus raciones reducirse en un 34% en 2015", lamentó Guterres.

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