El jefe de policía de Filipinas fue atacado este sábado 29 de abril de 2017 por defender la detención de 12 personas en una minúscula celda secreta, un caso que aumentó la alarma sobre los abusos en la guerra antidroga del presidente Rodrigo Duterte.
Estos hombres y mujeres fueron encontrados el jueves hacinados en una pequeña celda escondida detrás de un mueble en una comisaría de la capital, Manila. Lo que provocó el clamor público, la apertura de una investigación policial y la suspensión de los oficiales de la unidad.
No obstante, este viernes el jefe de la Policía Nacional, , visitó dicha comisaría y defendió la actuación de sus hombres. “Mientras los presos no fueran torturados o extorsionados, está bien para mí”, declaró a los medios.
Dela Rosa también acusó a la Comisión Gubernamental para los Derechos Humanos, el organismo independiente que descubrió la celda durante una visita sorpresa, de conspirar para avergonzar al Gobierno.
Los detenidos, que han sido trasladados a una celda en una cárcel normal, alegaron que fueron retenidos sin cargos durante una semana y que la policía exigió un cuantioso rescate para liberarlos.
Dela Rosa rechazó las acusaciones e instó a la comisión a realizar visitas regulares a las prisiones policiales, en lugar de llevar a cabo pruebas aleatorias con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático, que Duterte recibió el sábado.
El jefe del organismo para los Derechos Humanos, Jose Gascon, pidió al jefe de la Policía que se abstuviera de hacer declaraciones que parecen perdonar un acto ilegal, como tener instalaciones secretas de detención.
“Al hacerlas se está fomentando un clima de impunidad que perpetúa las injusticias, ya que los delincuentes no son considerados responsables ni son castigados”, declaró Gascon en un comunicado.