Miles de personas salieron desde Carapungo, en el norte de Quito, rumbo al Quinche. Foto: EL COMERCIO
Ni la lluvia los desanimó. Miles de personas salieron desde Carapungo, en el norte de Quito, rumbo al Quinche la noche de este 20 de noviembre del 2015. Pasadas las 20:30, la Panamericana Norte lució llena de fieles. Cada uno emprendía la caminata por una razón distinta pero algo los asemejaba: el amor y la devoción a la virgen del Quinche.
A Marlene Toapanta, por ejemplo, ni el fuerte resfriado que adquirió hace dos días le hizo desistir de participar en la Romería. Está tomando pastillas para combatir el malestar, pero se animó a peregrinar. Es su forma de decir gracias por la vida.
Además, está en deuda: el año pasado le prometió a la Virgen que si conseguía un buen empleo, haría el recorrido. Hoy es administradora de un local de una cadena que vende comida rápida. Sabe que el trayecto es duro, que es probable que mañana no pueda ni pararse por el dolor de piernas y las ampollas, pero su palabra es deuda, repite.
Unos 20 metros detrás de Marlene, camina Margarita Silva, con una maleta sobre su pecho y su hijo de un año cargado en su espalda. Es la quinta vez que participa en la peregrinación y lo hace por agradecimiento. ‘En el 2010 mi hija se enfermó con neumonía y pasó 15 días en el hospital. Yo me arrodillé y le dije a la virgencita que si le salvaba, todos los años yo iba a caminar al Quinche’, dice y acomoda a su pequeño que empezó a quejarse por la llovizna. Compró un plástico a USD 1 se cubrió ella y a su hijo con él.
A partir del ingreso a Llano Grande, la Panamericana se llenó de gente. Esta es solo una de las tres rutas que se habilitaron para la peregrinación.
Esta sale desde Calderón, pasa por Guayllabamba, toma la Victoria y llega al Quinche. Son aproximadamente 28.9 kilómetros.
Martha Briones, Catalina Arce y Klever Sigcha participaron por primera vez en la caminata. Saben que les costará lograrlo porque no entrenaron, pero confían en que su fe les dará fuerza.
Son compañeros de la Universidad y Manuel Chocho es quien los guía. Les advirtió que si salen a las 21:00 de Calderón probablemente lleguen a las 06:00 del día siguiente, si van a paso lento. Cada uno lleva una maleta con ropa extra y cobijas, pero no llevan alimentos. Manuel les advirtió que deben llegar en ayunas a la misa para que el sacrificio de la caminata sea mayor.