José Ignacio Chauvín habla sobre la firma de la paz del gobierno colombiano y las FARC. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Siete años después de que recobrara la libertad al no hallarse pruebas en un juicio de narcotráfico, José Ignacio Chauvín es tajante cuando se reivindica como amigo de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Ecuador se metió después de Angostura en la política que (el expresidente de Colombia Álvaro) Uribe quería, que es invertir la plata que no tenemos en darles peleando una guerra que no nos pertenece”, sentencia el ecuatoriano, quien fue subsecretario de Gobierno en los primeros años de presidencia de Rafael Correa.
De vuelta en su natal Loja, ahora como presidente provincial del Partido Socialista, Chauvín habla con EL COMERCIO del proceso de paz en Colombia, revela que en su adolescencia quiso ser guerrillero con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y cuenta cómo conoció a Raúl Reyes, el número 2 de las FARC muerto el 1 de marzo del 2008 en el bombardeo de Angostura.
Usted ha dicho que se ha reunido siete veces con Raúl Reyes, ¿cómo se produjo su acercamiento con las FARC?
Desde muy muchacho. Era menor de edad incluso. Yo ya tenía mi afición por la izquierda y consideraba el proceso colombiano como el proceso más serio, con más tiempo, donde había cuadros extraordinarios. En ese tiempo yo no tenía militancia orgánica en partidos del Ecuador, era defensor de DD.HH., éramos un grupo juvenil que se llamaba los comandos de resistencia 5 de junio y ahí comienza una relación con los compañeros de Colombia. Teníamos 16 años en ese tiempo, ahora tengo 41. He estado en campamentos, en foros internacionales, a los 17 fui torturado, he sido exiliado en Uruguay.
¿Y en qué contexto ocurrió su primer encuentro con Raúl Reyes?
Nosotros no teníamos relación con las FARC, sino con el ELN. Hubo una escaramuza entre las dos guerrillas, se reunieron los comandantes para acordar cosas, para que no vuelva a pasar. Yo que soñaba con ser guerrillero, me dijeron a mí que yo no sirvo para la guerra y me mandaron a la política. Creíamos en ese tiempo, uno muchacho, que esto se iba a cambiar con ñeque, que era cuestión de quién tenía el valor de agarrar un fusil, la verdad es que nos enseñaron que eso no es así. Y con la adrenalina que teníamos en ese tiempo un grupo de muchachos ecuatorianos seguramente si la sapiencia de los cuadros colombianos no nos hubiera dicho no, capaz que hubiéramos montado una guerrilla en el Ecuador y ellos dijeron no. La lucha armada no es el fin, el fin es la transformación de la sociedad, el método puede ser las urnas, la política, las armas, de acuerdo con las realidades y las culturas.
Entonces, nos dicen que no, y tuve la suerte de que uno de ellos me llevó como secretario para curarme del dolor de que me dijeron que no sirvo para la guerra y en esa reunión entre los dos sectores armados estaba Raúl y desde ahí tuve una amistad muy importante.
¿Era frecuente que jóvenes ecuatorianos, con la misma visión, pudieran acercarse a la guerrilla a través del Ecuador? ¿Usted fue a talleres?
Estuve y me tocó dar algunas charlas de realidad latinoamericana, porque era compartir lo que cada uno conoce. Las FARC no es que instruyen, no es que dicen nosotros somos los gurús del tema. Ellos más bien, al contrario, si llega alguien dicen oye por qué no das una charla sobre México, una charla sobre Ecuador. La Coordinadora Continental Bolivariana impulsaba justamente lo que hoy muchos medios de comunicación ya están haciendo, que es poner el otro lado de las FARC.
¿Cómo debe recibir Ecuador la firma de la paz en Colombia?
Es algo muy positivo para el Ecuador, América Latina y especialmente para Colombia.
Mucho de lo malo de la guerra Ecuador asumió, la oleada más grande de refugiados de Colombia, una serie de procesos delincuenciales vinculados con la guerra. El Ecuador podrá manejar su frontera de otra manera; la guerra no es más que un gran negocio que lo manejan los grandes poderosos que hoy impulsan el no a la paz. Eso hace que todos los países fronterizos estén involucrados también en la guerra.
¿La paz desdice la imagen temeraria de la guerrilla?
Primero la guerra también se dio en los medios de comunicación. Grandes medios en Colombia fueron parte de la guerra y la vocería del Estado, entonces nunca iban a ser objetivos. A las FARC hay que entenderlas desde su nacimiento. Había un líder conservador en Colombia, Álvaro Gómez Hurtado. Luego de que asesinan a Jorge Eliécer Gaitán en el año 48, en el año 61 este señor Álvaro Gómez denuncia las existencias de las famosas repúblicas independientes que eran caseríos que no estaban de acuerdo con los gobiernos de turno y fueron acusados de querer generar repúblicas dentro de la república colombiana, pero eran caseríos realmente pequeños. Marquetalia hace una manifestación por una vía y una escuela, hace un paro agrario. La respuesta del Estado fueron 16 000 hombres y tres meses de bombardeo al mando del coronel Hernando Correa Cubides, utilizó todo el aparataje militar de entonces. El 27 de mayo del 64 comienza la invasión a Marquetalia y los sobrevivientes, los que logran salir del cerco militar, están dos años perseguidos peleando por su vida. En ese bombardeo se usaron los famosos aviones de combate T-33 que lanzaban bombas de racimo que están prohibidas hoy y son consideradas delitos de guerra. Esa es la realidad de cómo nacen las FARC. Hay dos años de transición, donde están perseguidos, son pobladores hombres y mujeres, niños, jóvenes, que sobreviven a los bombardeos y al cerco del Ejército, y luego de dos años, luego de conversaciones con gente del Partido Comunista y de sectores de izquierda, porque ellos realmente eran liberales al inicio, se fundan las FARC con Pedro Antonio Marín Marín, que es Manuel Marulanda Vélez, y con un hombre que para pocos les suena: Luis Alberto Morantes Jaimes, el comandante Jacobo Arenas, quien le da todo el peso ideológico-político a las FARC. Entonces, si uno entiende el nacimiento de las FARC, entiende que no eran los monstruos que se pintó ni eran los narcotraficantes ni eran los que querían vivir al margen del Estado porque sí o los terroristas.
Hay temas no resueltos en Colombia.
La firma de la paz no es la paz. La firma de la paz es el inicio del proceso de construcción de paz. Si usted conoce la Colombia profunda va a encontrar brutalidades de desigualdad social, gente sin futuro que para mí es el mayor terrorismo de la humanidad. No es cierto que las FARC recluten forzosamente menores. Cuando las FARC salen de un pueblo hay filas de muchachos que quieren entrar a la guerrilla, pero no solo a la guerrilla ojo, a los paramilitares, a la delincuencia común, es una cuestión de supervivencia. Entonces, si no reconocemos la realidad social que vive nuestro hermano pueblo de Colombia, si no reconocemos que el asesinato de 5 800 militantes de la Unión Patriótica fue uno de los mayores genocidios políticos de la humanidad…
La Unión Patriótica fue fundada a mediados de los 80 y fue el primer intento de la guerrilla por intervenir legalmente en la política.
Cuando las FARC llegan, así como ahora, a una tregua, a intentar firmar la paz, monta una organización política, que era la UP, participa en las elecciones, gana escaños, gana gobernaciones, gana municipios, y asesinan a sus cuadros… Usted póngase a pensar lo que pasaría en cualquier país del mundo si a una organización política le matan solo a unos dirigentes. En Colombia asesinaron a 5 800 miembros de la UP. Y creo que hoy es importante reivindicar todo el proceso histórico que llega a este momento.
¿Por qué en esos años no continuaron en la búsqueda de la paz?
Todos los gobiernos de Colombia, incluso el del señor (Álvaro) Uribe, quisieron en su momento hacer un proceso de diálogo con las FARC. Las FARC nunca han estado cerradas al diálogo, siempre han abierto las puertas y siempre han sido traicionadas, incluso en este último proceso, porque quien abrió los diálogos es el comandante Alfonso Cano que fue asesinado (en 2011) ya en el gobierno de (Juan Manuel) Santos, pese a estar conversando para montar la paz.
Ecuador mantuvo una postura de neutralidad frente a las FARC.
Todos los Gobiernos. Muchas veces se lo criticó al señor (Rafael) Correa por su política (de supuesta condescendencia) y realmente el señor Correa es el que más persiguió en la historia de los Gobiernos ecuatorianos a las FARC. En este Gobierno hubo más operaciones militares en la frontera que en otros. (Después de Angostura) había cómo generar una política diferente, pero esa es una decisión personal de Correa, yo no la comparto.
¿La guerrilla buscaba no abrirse frentes en este país?
Sí. Pero parte de una resolución de la Conferencia Guerrillera y el Estado Mayor Central de las FARC donde prohíbe expresamente operar militarmente en países vecinos. Quien incumple esta disposición va a consejo de guerra. Hay muchas cosas que lamentablemente no han tenido un proceso de investigación profunda. En el Cosena debe haber muchas cosas muy interesantes de la relaciones de los gobiernos ecuatorianos con las FARC.
No había actividades de guerra, pero las FARC estaban en Angostura, en Ecuador.
Zonas de descanso generalmente se buscan, cuando son países de frontera, en lo largo de la frontera. Lo considero un error pero es parte de una práctica de guerra y eso le costó mucho al Ecuador y le costó mucho a las FARC. Más allá del bombardeo y pese a haber asesinado a Raúl Reyes en territorio ecuatoriano que es un delito, porque en este país no se puede matar a ningún ciudadano por más que se considere que está cometiendo un delito, el que salió ganando del bombardeo de Angostura es el señor Uribe, porque impuso su política al Ecuador. Y la Base de Manta jugó un papel muy importante en ese tema. ¿Por qué el señor Marc Sullivan, hoy jefe del servicio secreto norteamericano, estaba con un rango de tercer orden en la Embajada estadounidense en Ecuador?
¿Usted cree que antes de Angostura en Ecuador había una visión distinta sobre las FARC?
Esa visión pudo haberla cambiado los medios de comunicación. Si usted conociera a un Alfonso Cano que tenía un doctorado en Sociología, que era un tipo con una formación impresionante, o a un Raúl Reyes que tenía toda una formación en el ámbito sindical, con comandantes con formación de cuarto nivel avanzada. Ellos no vivían en el monte esperando que los maten porque sí o porque vivían bien o porque querían plata. Ellos decidieron ese tipo de vida por una convicción, por amor a su pueblo, por cambiar su sociedad y es admirable, más allá de que unos pueden estar de acuerdo y otros no. Pero lo que es imposible desconocer es que personas de ese nivel intelectual decidan vivir una vida de guerrilleros en las montañas, ser perseguidos, entregar su vida por cambiar su sociedad y que los medios de comunicación saquen solo la propaganda del Estado colombiano, de los bandidos, de los narcotraficantes, de los terroristas, de los asesinos.
Hoy es importante reivindicar a los que no están, como Raúl, como Alfonso, que son los que nutrieron un proceso de paz.
¿Por qué después de Angostura otros ecuatorianos cercanos a las FARC han guardado silencio?
Cada uno tiene en su conciencia lo que hace y deja de hacer. Para mí son mis hermanos mayores, hace poco aquí en Loja hice una entrevista a Julián Conrado (guerrillero). Yo lo reivindico, pero cuando fue el tema del 2009 y el montaje del narcotráfico en mi contra nadie de los sectores de izquierda se pronunció. Muy poca gente asumió esa amistad.
Usted estuvo preso y luego fue absuelto en el llamado caso Ostaiza, por la captura de droga supuestamente de las FARC en Esmeraldas. Usted tenía relación con los procesados. ¿Qué ocurrió?
Yo era amigo de uno de los muchachos Ostaiza, de uno, que para mí está preso injustamente, porque es una persona sencilla, su nivel de vida no es el de narcotraficante. La droga fue capturada en zona paramilitar (grupos armados colombianos que combaten con las FARC), qué coincidencia, donde funcionan las Águilas Negras, donde poco antes nos habían sacado un cartel donde se ofrecía recompensa por nuestra cabeza. Demostré mi inocencia en un proceso judicial larguísimo, donde pese a haber sido declarado inocente no se me levantaron la medidas cautelares durante años.
Hemos vivido una persecución de siete años, yo creo que fui uno de los primeros linchamientos mediáticos ecuatorianos, lo que me tiene en una situación bastante complicada en lo económico, porque no puedo conseguir trabajo. Me tuvieron en la lista del Consep sin poder tener una cuenta de ahorros hasta hace un año.
Las FARC se encuentran en una zona con vastos cultivos de coca en el Putumayo. ¿La guerrilla no conoce lo que pasa en su terreno?
No es que no conozcan. Las FARC lo dicen en una conferencia. El narcotráfico es un problema social, lo vamos a enfrentar como tal. Y pone impuestos en la zona cocalera. Ahora, el Estado colombiano también conoce dónde están, conoce perfectamente cuál es el proceso. A esos grupos de grandes narcotraficantes es a los que los armó, las autodefensas unidas de Colombia, existe carga probatoria suficiente y extensa en Colombia de los vínculos del Estado con los paramilitares y directamente los narcotraficantes generando un ejército de paramilitares.
La Comisión de Angostura habló de narcotráfico.
Fue una investigación absurda. Lo que buscó es seguir la línea de Uribe y buscar las supuestas relaciones de las FARC y no lo que reveló Angostura. Policía, militares… por algo se terminó la UIES… respondían directamente a la Embajada americana, de eso no dice un ápice, (la Comisión) se dedicó a perseguir a quienes tenemos un posición absolutamente frontal con las FARC. Las FARC son mis amigas y yo lo voy a sostener ahora y mañana. De la Base de Manta no dice nada; entonces es muy complicado creer en un informe, yo lo llamé en su tiempo lo que es, es un mamotreto.
La presencia del narcotráfico complica el escenario de paz en Colombia.
Mire. La paz no la complica que exista este hecho. La paz la complica la realidad social y económica que vive el pueblo colombiano. He visto, cuando he recorrido la Colombia profunda, lo más bello y lo más terrible en un mismo espacio. Por lo tanto, la paz es sumamente complicada si es que no se genera un cambio de la economía, pensando en su pueblo. Nosotros estamos promoviendo un combate al narcotráfico con los productos de la paz, para hacer un bloqueo al cultivo ilícito. Pero si no generamos los productos de la paz, si nos olvidamos y creemos que la paz solo es la firma, la participación política de las FARC, va a ser peor que en la época de guerra el tema del narcotráfico. Si lo han combatido militarmente por décadas y no han logrado resultados, lo más lógico es cambiar de método. Si generamos el combate al cultivo ilícito con cultivos más rentables, porque el campesino que siembra coca no es rico, se ve obligado a sembrar coca. Si realmente hay presencia del Estado y si se generan nuevos productos de la paz en la línea de Colombia y en la propia Colombia y esos productos puedan ser procesados y entran sin aranceles a cualquier parte del mundo, porque esos están combatiendo el narcotráfico, vamos a dar un golpe en la médula al narcotráfico.
¿Con la firma de la paz, ¿debería haber perdón y olvido para las FARC?
No es el perdón y olvido, es aprender. Entendamos la historia de Colombia, desde la independencia Colombia no ha tenido paz. Nosotros hemos tenido los años de guerra que Colombia ha tenido de paz. Nuestras guerras han durado un mínimo de tiempo, esos son los años de paz que ha tenido Colombia. ¿Por qué con la tecnología de guerra y la brutal inversión en la guerra no pudieron exterminar a la guerrilla? Porque en las zonas guerrilleras existe un comprometimiento de ese pueblo campesino con su organización. Hay una base social real.
¿Usted viajó a los diálogos de paz entre las FARC y el Gobierno de Colombia en Cuba?
Yo fui a La Habana a darle un abrazo a mis amigos. Fue el primer viaje que hice cuando me levantaron la prohibición de salida del país, para estar con mis amigos, que los quiero, en un espacio que te llena la forma de ver la vida. Y claro, podemos estar en algunas cosas equivocados, en otras capaz que acertemos, pero lo que toda la vida hemos hecho es jugarnos por lo que creemos.
¿Cuándo viajó?
Fui a Cuba el 25 de febrero y regresé el 3 de marzo (2016). Pasamos el primero de marzo allá recordando a Raúl, hicimos un acto, lo que se hace con Camilo Cienfuegos, se le bota unas flores en el mar, ya que no teníamos otra opción, queríamos lanzar unas flores en el Putumayo, simbólicamente lo hicimos en el mar. Estuve con Julián Conrado, lo estimo, lo quiero mucho y siempre será un amigo de primera línea.
¿Qué pasó con la Brigada Simón Bolívar?
Nosotros la disolvimos por la persecución, porque ya comenzaron a seguir a muchachos que no tenían absolutamente nada que ver. Jamás le pedimos a alguien que haga algo que nosotros no seamos capaces de hacer. En una decisión muy dura, que nos dolió muchísimo, disolvimos la brigada en el 2010, para evitar que jóvenes que se estaban formando sean perseguidos. El exdirector de inteligencia ahora abiertamente militante socialcristiano empezó a perseguirles.
Había fotografías de miembros de la brigada con usted en un espacio boscoso. ¿Qué hacían?
Siempre hemos hecho y lo seguiré haciendo y lo haré toda mi vida. Nosotros formamos compañeros en campamentos, pero sin armas. Yo no hago picnics, yo hago formación política; lo reivindico y lo digo de frente.
¿En qué sector eran esas fotos?
Eso era en Lita (Imbabura). Yo estaba a seis metros de la carretera. ¡Terrible campamento guerrillero a seis metros de la carretera! El señor (el exdirector de Inteligencia del Ejército) no tiene ni idea.
¿Cuál era el objetivo?
A ver compañero. Si uno quiere ser un militante de la izquierda revolucionaria, tiene que ceder su parte individualista y tiene que aprender a trabajar en equipo. Nosotros lo que hacíamos era campamentos donde cada uno tenga que cocinar, ir a ver la leña, preparar su lugar donde va a dormir y eso se puede lograr solo si se trabaja en equipo; si no se trabaja en equipo no se lo logra. Si usted entiende el proceso político ya en lo formal, qué maravilloso sería si una organización política puede trabajar en equipo, nosotros formamos así y lo seguiremos haciendo y cuando quiera usted lo puedo invitar, para que usted vea todo el proceso de formación y verá que no encuentra un alfiler, lo que sí un cuchillo para matar la gallina.