Desde el fin de semana pasado, la familia Moreira vive en una carpa en el patio de la casa de su vecina Clara López. Foto: Juan Carlos Pérez/ EL COMERCIO
En un espacio de 5 metros cuadrados viven seis familias, que perdieron sus casas en Pedernales tras el terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter. Las 21 personas se acogieron en la casa de Divina Choez. Ella tiene una pequeña casa de madera en el cantón El Carmen.
Pese a que su vivienda también se afectó el pasado sábado con el movimiento telúrico, Choez decidió recibir a sus familiares que perdieron sus enseres, ropa y material de trabajo. “La parte trasera de la casa se desarmó. Mis hijos consiguieron pedazos de madera y con plásticos habilitaron un cuarto para 21 personas”.
En el suelo, que es de tierra, tendieron plásticos y retazos de tela para poder dormir un día después del terremoto. Los vecinos del barrio les han prestado colchones y ollas para cocinar. Pero al ser tantos, se debe preparar hasta tres veces los alimentos porque solo cuentan con un fogón, porque los demás se han dañado.
Mary Lara, de 56 años, asegura que pese a la incomodidad prefiere estar con sus familiares, y no en el refugio que se instaló en la escuela Nacional El Carmen. “Aquí nos abrazamos, nos damos ánimo y planeamos nuestro futuro. En un albergue no tenemos a nadie y solo escucharíamos historias peores que las nuestras”.
En el enlace ciudadano 472 desde el ECU 911 de Quito, el presidente Rafael Correa señaló que se planea pagar a las familias que han albergado a los damnificados.
“Nuestra estrategia preferencial va a ser lo que se llama familias acogientes. Es decir pagar con esos recursos que tenemos desde el exterior y con los recursos que estamos obteniendo con las medidas”!
Sin embargo, el personal del Ministerio de Inclusión Económica y Social de El Carmen aún no tiene una notificación de esa disposición.
Según el alcalde Hugo Cruz hasta que las medidas se realicen, el Municipio recolecta materiales de construcción para mejorar las condiciones de las casas que albergan a personas damnificadas.
En las zonas urbana y rural hay 1 500 familias acogientes, según el Municipio. “Las personas han llegado desde Pedernales, Canoa, San Vicente porque tienen familiares acá. Nosotros no podemos dejar de ayudarlos. Pero aún no se nos asignan presupuestos. Estamos esperando disposiciones”.
En la casa de la familia Vera Mejía, por ejemplo, se necesita adecuar una pared de cemento en una de las habitaciones traseras para que vivan 10 personas afectadas por el terremoto. “Al menos ahora no queremos regresar y ver a Pedernales devastado y tampoco nos sentimos seguros ahí”, aseguró Fátima Mendoza, de 35 años.
Cruz asegura que también se han habilitado cuatro escuelas con agua y baterías sanitarias para que las personas que están en casas acogientes puedan vivir cómodamente hasta que se hagan adecuaciones.
Pero Magaly Meneses asegura que volverán a Pedernales apenas tengan garantías para su seguridad.
Ella y su familia de seis integrantes fueron acogidas por María Hidalgo. Ella tenía desocupado un pequeño departamento en su casa, donde los recibió. Les ayuda con la comida y les ha prestado enseres. “Mi casa se perdió por completo, pero tengo un terrenito. Ahí pienso vivir otra vez en Pedernales”.
También buscó un techo que lo cobije Roberto Moreira, quien vive en la zona rural de El Carmen. “Vivo con mis cuatro hijos. Estábamos a punto de merendar cuando el cerramiento se empezó a caer.”
Desde entonces la familia Moreira vive en la casa de su vecina Clara López. En el patio instalaron una carpa con plástico, que se sostiene con pedazos de madera. “Con las lluvias el agua ingresa a la ramada”.
Según el MIES, el pasado lunes se entregaron alrededor de 30 colchones a las personas que viven en casas de
familias acogientes.