Al mediodía, de este viernes 19 de mayo, antes de que el carro de Medicina Legal saliera con los cuerpos, los familiares preparaban los velatorios. Foto: Mario Faustos/EL COMERCIO
Las fotos de recuerdo, guardadas en sus celulares, fueron su consuelo. Hasta antes de las 11:00 aguardaban con angustia, pero el llanto inconsolable de los familiares del piloto diluyó toda esperanza.
Solo quedaron cenizas en la espesa vegetación del sector 507, entre cerro Azul y el bosque protector Cerro Blanco, al oeste de Guayaquil. La avioneta tipo Cessna, que desapareció al mediodía del jueves, fue encontrada a las 08:00 de este viernes 19 de mayo del 2017. La aeronave se estrelló y explotó cerca de las 11:40 de ayer. El capitán Robert Sabando y su acompañante, el biólogo Xavier Vera (52 años), no sobrevivieron.
Despegaron a las 11:16 desde el aeropuerto José Joaquín de Olmedo de Guayaquil. Era un viaje de unos 40 minutos hasta Salinas, donde Vera administraba una empresa. Pero se impactaron a 7,3 millas del aeropuerto. El día estuvo nublado a causa de una llovizna que se extendió desde la madrugada.
Despegue de helicóptero de búsqueda y rescate por la avioneta perdida en Cerro Blanco. Foto: Mario Faustos/EL COMERCIO
Llegar al sitio del siniestro no fue sencillo. La nave quedó destrozada entre los árboles, en una pendiente de casi 300 metros. Bomberos, policías, militares, miembros de la DAC y fiscales, tuvieron que recorrer cerca de 2 kilómetros a pie desde el sitio hasta donde lograron acceder con vehículos.
Polo Terán, segundo jefe del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, contó que el operativo empezó el jueves a las 15:00. Abrieron trochas, siguiendo las coordenadas poco claras, pero el clima les impidió avanzar. Así que a las 22:00 suspendieron la búsqueda. “En la noche alguien nos indicó que había escuchado unas explosiones más o menos a las 11:40. Fue justamente a la hora que la avioneta se pierde del radar”.
La Dirección General de Aviación Civil (DGAC) integró una junta investigadora. Según sus autoridades, no hubo mensajes de emergencia. La avioneta no contaba con cajas negras porque, según informaron, “estas aeronaves no están obligadas a tener estos equipos”.
Amigos y allegados esperaron en los exteriores de una urbanización, en el kilómetro 11,5 de la vía a la Costa. “El miércoles le pasó lo mismo, en la misma avioneta. Él dijo que estaba en emergencia y que pudo aterrizar rápido”, dijo un familiar del piloto, que prefirió no dar su nombre. Algunos ya vestían de luto.
Carlos Caicedo, parte de la empresa, explicó que es la primera vez que ocurre un accidente de este tipo. “Lamentamos lo ocurrido y aquí estamos presentes para cubrir todo, más allá lo que las regulaciones legales indican”.
El lodo, a causa de la lluvia del día anterior, complicó la búsqueda. La zona de impacto es reducida, como explicó Julio Jalón, del Cuerpo de Bomberos. “Por el impacto se presume que la nave se incendió de inmediato. Moradores del sector escucharon un estruendo, pero como llovía pensaban que era un trueno. Eso atrasó el inicio de la búsqueda”.
Santiago Villegas, comandante del grupo de Defensa del Ala de Combate 22 de la Fuerza Aérea, dirigió a 15 militares en las labores de cercado del área y en facilitar el acceso para el levantamiento de los cadáveres y para las investigaciones.
Quienes entraron a la zona del accidente salieron consternados. “No lo reconocí. Apenas se le veían las piernas. Parece que intentaron abrazarse antes del accidente pero es imposible identificarlos”, relató casi llorando Gustavo Gaviria, allegado a Vera.
Al mediodía, antes de que el carro de Medicina Legal saliera con los cuerpos, los familiares preparaban los velatorios.