Faceta política de los vicepresidenciables

Andrés Páez es el compañero de fórmula de Guillermo Lasso. Jorge Glas busca la reelección con Lenín Moreno. Los ecuatorianos deberán elegir a los nuevos mandatarios el 2 de abril. Foto: Julio Estrella y Archivo / EL COMERCIO

Andrés Páez es el compañero de fórmula de Guillermo Lasso. Jorge Glas busca la reelección con Lenín Moreno. Los ecuatorianos deberán elegir a los nuevos mandatarios el 2 de abril. Foto: Julio Estrella y Archivo / EL COMERCIO

Andrés Páez es el compañero de fórmula de Guillermo Lasso. Jorge Glas busca la reelección con Lenín Moreno. Los ecuatorianos deberán elegir a los nuevos mandatarios el 2 de abril. Foto: Julio Estrella y Archivo / EL COMERCIO

El COMERCIO presenta una semblanza de los candidatos a la vicepresidencia Andrés Páez, de la alianza Creo-SUMA, y Jorge Glas, de Alianza País, como parte de la serie de temas previos a la segunda vuelta electoral.

Se pasa revista a la trayectoria política, cargos desempeñados y el papel en la coyuntura electoral. Páez atendió la entrevista en persona. Este Diario hizo un pedido al equipo de comunicación para sostener un diálogo con Glas, pero no hubo respuesta. 


Andrés Páez, asambleísta, llegó a ser el compañero de fórmula de Guillermo Lasso tras consolidar su imagen en las calles como un líder de oposición al actual Gobierno. Si llega a Carondelet se encargará de la fiscalización. 


Jorge Glas, amigo desde la infancia del Presidente de la República Rafael Correa, ha permanecido durante la última década al mando de los sectores estratégicos, en los cuales se han invertido USD 40 187 millones. Muestra resultados en la ejecución de obras de infraestructura, aunque dejó pendiente el cambio de la matriz productiva.

El exasambleísta encarna el ala dura de la oposición al Régimen

Andrés Páez  
Candidato de la oposición
Creo-SUMA

“No soy colérico ni visceral. Hay una diferencia con (Rafael) Correa. Es que yo sí tengo gobierno sobre mí”.


El binomio de Creo-SUMA se completó en Miami, EE.UU. César Monge había invitado a Andrés Páez para que se reuniera con Guillermo Lasso, que estaba en ese país atendiendo un asunto familiar. 
Hablaron durante horas ese 22 de octubre del 2016 sobre normas laborales, la dolarización, las relaciones internacionales...

Coincidieron en lo sustancial. 
Páez aceptó la propuesta de ser su vicepresidenciable con un solo pedido. Que se fiscalice al correísmo. Era una prioridad para colectivos como Lucha en las Calles y Quinto Poder que se han convertido en el soporte político de Páez, tras las protestas de los últimos años contra el Gobierno.
Permitieron que se consolide como un símbolo de la oposición. Un punto a favor para que Lasso se fijara en él.

Pero esa obsesión de “meter presos a todos los correístas”, también es un limitante, como reconoce Fernando Balda, ex Sociedad Patriótica y ahora parte del círculo cercano de Páez.
 “Él considera que es la única forma de hacer justicia. Es un deseo que no puede controlar y eso puede ser un problema”. 


Páez se niega a verse como “otro Correa”; pero de la oposición.“No soy colérico ni visceral. Hay una diferencia con (Rafael) Correa. Es que yo sí tengo gobierno sobre mí”. 
Su carácter y personalidad, no obstante, también marcan su ritmo de trabajo. “Es una máquina”, comenta Monge. “No descansa”. 
Puede viajar toda la madrugada por vía terrestre, llegar a reunirse con los simpatizantes, participar en las caravanas, atender a los medios de comunicación y viajar a otra urbe para catapultar la candidatura de la alianza en otro evento por la noche. En lo que va de la campaña ha desgastado dos pares de zapatos deportivos.


En la Izquierda Democrática (ID) aprendió a moverse en territorio. Fue su escuela política. La quería y respetaba desde que era dirigente estudiantil en el Colegio Spellman. 
Apenas cumplió 18 años se afilió y llegó a ser su presidente en 2007, en medio de una crisis que terminó con su desaparición. “Andrés no pudo convocar a todos los sectores del partido. Fueron momentos muy difíciles”, recuerda Jhon Argudo, ex ID.

Para estos comicios la ID recuperó la personería con otras figuras. 
“Andrés es inteligente pero muy desconfiado, debe aprender a delegar funciones. Tiene experiencia en materia jurídica laboral y trayectoria política. Si gana la Vicepresidencia podría aportar en ese sentido”, comenta Argudo.


Páez es sociólogo y doctor en Jurisprudencia. Pero los ingresos que ha percibido han sido producto de la docencia universitaria y cargos políticos. Entre 1998 y 2002 fue consejero y viceprefecto de Pichincha. Legislador entre 2003 y 2007. Luego asambleísta desde el 2009 hasta el año pasado. Renunció para candidatizarse. 


Sobre las notas difundidas en medios públicos de un supuesto fraude fiscal de las empresas de sus hermanos, Páez responde: “No tenemos empresas. Mis hermanos son asesores externos al igual que en otras firmas; no son empleados”. Páez prefiere ignorar la “campaña sucia”. Está enfocado en la última recta electoral y la vigilia que hará en el CNE en la segunda vuelta.

Un ingeniero que representa a los pragmáticos de Alianza País

Jorge Glas
Candidato del oficialismo
Alianza País

“Desafío a que el banquero Lasso y su candidato a vicepresidente digan cuánto tienen fuera del Ecuador”.

Hasta antes del 2007, Glas era un neófito en política. Su historial se resumía en la de un ciudadano de clase media de Guayaquil; estudiante del Colegio Cristóbal Colón y luego de la Politécnica del Litoral. Fue taxista por dos días, reservista de las FF.AA., técnico en un canal de tv y luego presentador, según el diario oficial El Ciudadano.


Su vinculación al movimiento Alianza País llegó en el 2007, de la mano de Rafael Correa, su amigo de la infancia, con quien vistió el uniforme verde oliva de los scouts.
Glas era un egresado de la Espol cuando se vinculó al Gobierno, pero ya tenía reservado el puesto de Presidente del Fondo de Solidaridad. Luego de un año obtuvo el título de ingeniero eléctrico y fue escalando posiciones hasta manejar los sectores más sensibles para el Régimen.

Pasó por el Fondo de Solidaridad, los ministerios de Telecomunicaciones y Sectores Estratégicos, y por la Vicepresidencia de la República.
Sus allegados lo ven como un hombre pragmático. Fusionó las empresas eléctricas y de telecomunicaciones, formó corporaciones que luego se convirtieron en empresas públicas como la CNT o la Celec.

Cuestionó la privatización de las empresas estatales, pero hoy acepta capital privado en la telefónica estatal o en hidroeléctricas como Sopladora. Puso su firma en la adhesión de Ecuador al tratado de libre comercio con la Unión Europea.
También lideró la construcción de ocho hidroeléctricas que debían entrar en operación entre el 2015 y 2016. Tres fueron inauguradas, entre ellas Coca Codo Sinclair.

Y fue el responsable del cambio de la matriz productiva, un reto que continúa pendiente tras una década, debido a que el peso de las industrias en la economía sigue siendo el mismo que en el 2007.


Sus opositores lo acusan de ser el responsable político de los actos de corrupción en el sector petrolero, donde cuatro de sus colaboradores, todos gerentes de Petroecuador, están actualmente enjuiciados. Los sectores a su cargo manejaron USD 40 187 millones en inversiones durante la última década.


Glas impulsó en el 2008 la expulsión del país a la brasileña Odebrecht, encargada de la construcción de la central hidroeléctrica San Francisco. A un año de entrar en operación dejó de funcionar por detectarse fallas en las máquinas y el túnel de la central.
Tres años más tarde defendió el regreso de esta constructora, la cual obtuvo millonarios contratos con el Estado y que hoy están bajo investigación.

Odebrecht admitió a inicios de este año haber pagado sobornos a funcionarios de Ecuador por USD 33,5 millones. La oposición regresó a ver a Glas, por coordinar los sectores estratégicos. 
El exasambleísta César Montúfar lo demandó en la Fiscalía por presunto peculado en el caso Odebrecht, mientras que Guillermo Lasso, candidato a la Presidencia, lo retó a presentar una declaración juramentada señalando que no recibió coimas de la empresa Caminosca. 


Glas ha dicho que es el funcionario más auditado del país. Esta semana acudió a la Notaría Séptima en Portoviejo donde declaró que no tiene nexo alguno ni ha recibido sobornos de Caminosca.

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