Redacción Machala
Un silencio poco usual se apodera, al mediodía, de las minas de extracción de oro, en Portovelo.
El ruido que producen las bombas que se utilizan para extraer aire y agua desaparece dentro de los oscuros y húmedos socavones, abiertos en las laderas de los cerros. Eso ocurre desde que empezaron los cortes de energía.
Édison Contento, copropietario de una mina en las afueras de Portovelo, se entretiene limpiando con un chorro de agua la parte exterior del sitio de trabajo. Lo hace hasta que se restablezca el fluido.
Sin energía, el trabajo en el interior de las minas artesanales, donde se extrae oro de forma precaria, se detiene. “No podemos trabajar por seguridad. Al no bombear aire, el ambiente se llena de gases tóxicos”.
En su mina, ubicada al costado de la carretera de ingreso a la ciudad, también trabaja Jaime Arriaga. Él llegó desde Guayaquil hace tres semanas, para probar suerte en la explotación de oro. “Cuando se va la luz, nos dedicamos a acomodar los sacos con el material que extraemos del socavón”.
En Portovelo, el 70% de los 4 000 mineros trabaja de forma artesanal. Algunos son contratos y otros lo hacen por cuenta propia.
La extracción artesanal del oro implica un esfuerzo mayor. “El agua se acumula y hay que bombearla hacia afuera constantemente. Sin electricidad es imposible hacerlo”, dice Wilson Tapia, socio de una mina ubicada en el sitio El Tablón.
Sin luz tampoco se pueden utilizar los barrenadores (taladros), para romper la roca.
En esta semana, la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) de El Oro programó los racionamientos en Portovelo, entre las 12:00 y las 14:00. En Zaruma, los cortes se aplicarán entre las 11:00 y 12:00 y entre las 13:00 y las 15:00, todos los días.
Los mineros dicen que esos horarios no se respetan. Contento aseguró que hay días en los cuales los cortes comienzan media hora antes y otros, en los que empiezan media hora después. “Así no se puede planificar el trabajo”.
Tapia agrega que la energía también es necesaria para iluminar los túneles que se excavan para extraer el cuarzo, la roca donde se halla incrustado el oro.
Esa roca es triturada en las plantas de procesamiento, en enormes molinos. “Ese proceso es muy laborioso, los molinos trabajan cargados de material, pero si se va la luz en ese momento, el material se aprieta. Para extraerlo hay que pagar mano de obra adicional. Eso nos cuesta hasta USD 300”, explica Luis Vásquez, copropietario de otra mina en El Tablón.
Debido a los racionamientos, en las plantas de procesamiento se muele menos material. Antes de los apagones se molía un promedio de 10 toneladas, ahora se redujo a siete.
Vásquez calcula que desde los apagones, su producción ha disminuido entre un 20 y 30%. “No puedo costearme un generador eléctrico. Para poner a funcionar los molinos necesito uno que cuesta más de USD 30 000”.
Marco Reyes, presidente de la Cámara Nacional de la Minería, manifiesta que es difícil calcular los perjuicios debido a la naturaleza informal de la actividad. “Sin luz se para la explotación”.
Los generadores
Las empresas mineras grandes utilizan generadores eléctricos para no paralizar su actividad, pero son una minoría.
Los mineros se dedican a otras labores fuera de la mina, mientras duran los apagones. Se ocupan en arreglar su maquinaria y a apuntalar los socavones.
La interconexión con Perú no benefició a Portovelo.