Redacción Construir
Juan Carlos Cárdenas Valarezo y Edwin Calderón Albán son dos estudiantes de último curso de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central (FAU). Son soñadores, como todos los jóvenes; pero también muy pragmáticos, como los jóvenes de esta generación.
3000
dólares
ganaron por el concurso del aeropuerto.
Un viaje a Curazao por la biblioteca.Y aunque son amantes de ponerles alas a sus noveles proyectos, nunca han hecho casas en el aire. “Ni pensamos hacerlo”, expresan con convicción.
Esas cualidades, unidas a la creatividad, la dedicación, la capacidad y el tesón que les reconoce Francisco Naranjo, su profesor de proyectos y director de tesis, han hecho que estos dos muchachos de 26 años ganen dos premios de arquitectura en menos de dos meses.
El primero fue en el concurso convocado por la empresa Ilafa sobre la aplicación del acero en la construcción de un aeropuerto para una ciudad mediana, de unos 500 000 habitantes.
“Escogimos Cuenca, pues se adaptaba a los requerimientos”, explican al unísono, como si fueran hermanos gemelos.
Allí Cárdenas y Calderón hicieron grupo con otros dos compañeros de la FAU: Dennis Tatamuez y Danilo Romero. Ganaron un cheque de USD 3 000 y también otro de USD 2 000 para su universidad.
Fue un concurso internacional, explica Cárdenas, pues se realizó en casi todos los países de Latinoamérica. “Nosotros ganamos el capítulo Ecuador”
El 3 de diciembre, Calderón y Romero fueron premiados por ganar el Primer Concurso de Arquitectura Avanzada Hormi 2, convocado por la empresa Paneles y Construcciones S.A. (Panecons), una de las filiales de Mutualista Pichincha.
El tema del concurso fue ‘Equipamientos comunales’ utilizando el sistema constructivo Hormi 2, que fabrica paneles de poliestireno expandido reforzado con malla electrosoldada.
Calderón y Cárdenas obtuvieron el primer galardón con el diseño de una biblioteca para la calle de La Ronda.
Calderón, a quien su madre Anita Albán reconoce como un tipo más bien callado e introvertido, se pone verborrágico cuando expresa su satisfacción por el triunfo.
“En primera instancia participaron 20 equipos de las facultades de Arquitectura de Quito, Guayaquil y Loja. Luego quedamos ocho equipos seleccionados, pues el concurso tuvo dos fases. La primera fue la elaboración de un esquicio de una estación de transferencia de buses en Quito, y la segunda, la biblioteca en sí”.
Cárdenas, quien es más extrovertido y un gran hijo -según su mamá Lida Valarezo-, explica que el esquicio lo realizaron en un solo sábado, en el Colegio de Arquitectos de Pichincha.
“Para la biblioteca de La Ronda, en cambio, tuvimos cuatro días de plazo. Fue un trabajo intenso que demandó, entre otras cosas, de la elaboración de una maqueta de borrador de cartón y balsa, escala 1:100”.
Calderón sale al quite y explica que también elaboraron una memoria y los renders (imágenes en 3D) respectivos. “Los quemamos en un CD que entregamos muy temprano”.
Siempre tuvieron la guía de su tutora, la arquitecta Maritza Balcázar, “quien nos ayudó con sapiencia y… paciencia”.
¿Qué ganaron los dos muchachos? Un viaje, todo pagado, a la isla caribeña de Curazao.
Cárdenas, quien no deja de tocar su guitarra acústica ni un día, piensa seguir un masterado en Europa luego que se gradúe.
Calderón piensa igual pero tiene más definido el país donde se especializará: “España, porque tiene una gran arquitectura sólida y de vanguardia”.