Redacción Construir
El alambrón es la materia prima. Después de que se le retiran, mecánicamente, todas las impurezas y pasa a la trefilación, donde se le rebaja el diámetro, se inicia la fabricación de los clavos.
Después se endereza e ingresa a una máquina que lo electrosuelda y pasa a la cortadora.
Actualmente, dice el especialista, con el cambio de la norma se fabrican clavos de 2.8, 3.45 y 3.80 milímetros. Antes su medida se evaluaba en pulgadas.
Estos elementos de sujeción están compuestos por tres partes: la cabeza, la espiga y la punta. Se pueden utilizar en carpintería en general, en la construcción como en encofrados, cajas y muebles, añade Salazar.
Además, con la misma materia prima, el alambre, se pueden elaborar también tachuelas, alcayatas, grapas y puntas.
La diferencia de los clavos con los tornillos radica en que los primeros tienen cabeza y se les puede aplicar solamente con martillo, mientras que los otros tienen rosca y se los puede poner con un taladro, explica el técnico.
En la fábrica, comenta Salazar, cuando la maquinaria trabaja normalmente, en dos horas aproximadamente, se pueden hacer hasta 500 kilos de clavos.