María Paula Romo, Alberto Acosta y Gustavo Larrea son los exaliados del Régimen. Fotos: Archivo/ EL COMERCIO
El sábado, el correísmo festejará los nueve años en el poder. En la fiesta, que será en Guayaquil, no estarán todas las figuras que llegaron al poder con el presidente Rafael Correa ni todos los que luego se convirtieron en sus aliados.
María Paula Romo, Alberto Acosta, Betty Amores y Gustavo Larrea son apenas algunos de los exadeptos de la revolución ciudadana.
Los cambios a la Constitución, la administración de la justicia y la “forma de hacer política” son algunos de los temas que ocasionaron el quiebre en el equipo.
Ruptura estuvo con Alianza País en los primeros días de la revolución. Sin embargo, en el 2011, se separaron. En ese año se plateó un referéndum y una consulta popular, que incluyeron temas sobre la administración de la justicia.
Romo, de Ruptura, recuerda que la intención de “reformar” la Carta Magna fue el primer tropiezo. El fin llegó cuando el Gobierno anunció que “se iba a tomar la justicia”. La asambleísta Alexandra Ocles se quedó con el oficialismo.
Para los exaliados se volvió a lo que, aseguran, el actual régimen criticó: falta de independencia en los poderes del Estado, entrega de los recursos naturales a empresas extranjeras y la deuda externa.
Larrea, llamado el “padre político de Correa”, también se apartó del Gobierno. Él trabajó en la candidatura del Presidente. En el 2011, el exministro de Gobierno y director nacional de Democracia Sí, lideró la campaña ‘Esta vez no’. Para él, con la consulta y referéndum, el Gobierno logró controlar la justicia y todos los poderes.
De la separación nacieron nuevos movimientos. En el colectivo Montecristi Vive, por ejemplo, está Alberto Acosta, quien fue presidente de la Asamblea Constituyente que gestó la Carta Magna del 2008. E
l economista fue parte del llamado “Club de Toby”, como se conocía a aquellos que se reunían en la casa de Javier Ponce para gestar el actual proyecto político.
Juan Cuvi, exmiembro de Alfaro Vive Carajo (AVC), también es parte de esa agrupación. Recuerda que se opuso a la candidatura de Correa, pero otra parte de AVC, luego de la Constituyente, decidió unirse a AP. Montecristi Vive plantea defender la constitucionalidad más que la Constitución.
Para el canciller Ricardo Patiño, muchos de los que se fueron “no se la quisieron jugar” en momentos fundamentales. Pero reconoce que pudo haber una falta de manejo político. Una de las bajas que lamenta es la de Betty Amores y rememora que, al igual que él, fue parte del Movimiento Obrero. Sin embargo, critica el acercamiento con el líder de Creo, Guillermo Lasso.
Amores dejó el oficialismo en el 2011. Tampoco estuvo de acuerdo con el referéndum y la consulta popular de ese año. Correa la tildó de oportunista.
Avanza es una de las separaciones más recientes. La alianza se rompió, entre otros motivos, por la aprobación del retiro del aporte estatal del 40% de las pensiones jubilares. El líder del partido, Ramiro González, estuvo en el gabinete de Correa, en cargos como director del IESS.
Democracia Sí, al CNE
Democracia Sí, liderada por una de las figuras que estuvo en el inicio de la revolución ciudadana, Gustavo Larrea, dice que presentará al CNE en febrero más de 280 000 firmas de respaldo y, hasta marzo, unas 600 000 adhesiones.
Este paso es parte del proceso para convertirse en un movimiento con el aval del ente electoral. Al igual que otros grupos de oposición al Gobierno, plantean una alianza con otras organizaciones de las tendencias de izquierda, centro y de centro-izquierda. Están ya trabajando y aspiran lograr candidaturas comunes para la Presidencia, Vicepresidencia y la Asamblea Nacional. Aplauden las iniciativas que han planteados los diferentes sectores, como Unidad Popular y Avanza.
Montecristi Vive debate
El colectivo plantea defender la constitucionalidad. Este punto implica que los cambios a la Carta Magna del 2008 se realicen por la misma vía que se aprobó el documento: Asamblea Constituyente y consulta popular. Participan en lo que denominan una reconstrucción de la izquierda del país.
Además, llevan adelante conversaciones y acuerdos programáticos, para plantear un programa que pueda servir como un referente para los procesos que vive el país. También, plantean la “descorreización” de la sociedad. Esto incluye la revisión de acciones emprendidas desde el actual Gobierno, como la Ley de Comunicación, las reformas al Código Integral Penal y leyes aprobadas en este régimen.
Ruptura se reinventa
El movimiento se separó del Gobierno en el 2011 y en julio del 2014, el Consejo Nacional Electoral (CNE) les retiró la personería jurídica. El argumento fue que, según el Código de la Democracia, si una organización obtiene menos del 4% de los votos en dos elecciones seguidas, pierde su registro electoral.
Finalmente, ayer 13 de enero del 2016, se anunció que la agrupación cierra un ciclo. Lanzará una nueva y más amplia plataforma política, con más cuadros. El objetivo es crear un espacio de debate. El nuevo grupo no será ajeno al proceso electoral del 2017. De hecho, no descarta participar en los comicios. Tampoco aparta la idea de consolidar un movimiento político.
En contexto
El correísmo celebrará su aniversario en el poder en el parque Samanes, en Guayaquil. En este tiempo, varias organizaciones y figuras se han distanciado del Régimen. Actualmente, Alianza País dice contar con un millón de adherentes a escala nacional.