Bogotá, AFP
Dos militares colombianos recién liberados por la guerrilla de las FARC revelaron hoy que estuvieron cerca de morir en cautiverio, uno de ellos al ser encadenado enfermo, y el otro cuando iba a ser rematado con armas que “por milagro” fallaron varias veces.
El día de su secuestro, en abril de 2009, al soldado Josué Calvo -herido en la pierna- lo arrastraron y le ataron las manos para ejecutarlo, según narró a periodistas en la sede del ministerio de Defensa.
“Caímos en una emboscada y recibí cinco impactos de bala. Fui arrastrado unos 100 metros, llegamos a un sitio y un guerrillero me cogió de una mano, otro de otra, colocaron una pistola en mi pecho y accionaron el disparador pero no dio fuego”, contó Calvo de 22 años.
“Nuevamente activaron el arma e intentaron disparar pero otra vez la pistola falló. Luego, lo hicieron con un fusil y tampoco dio fuego, gracias a Dios”, añadió el militar, entregado el pasado 28 de marzo por las FARC a una misión humanitaria.
Calvo lamentó el maltrato y las torturas a los que estuvo sometido durante su cautiverio y dijo que durante todo ese tiempo no vio a otro rehén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). “En ningún momento estuve con más secuestrados”, señaló.
Por su parte, el sargento Pablo Moncayo, liberado dos días después de Calvo y quien permaneció más de doce años en cautiverio, también relató que estuvo al borde de la muerte debido a una infección en la pierna.
“En el secuestro la vida está en riesgo cada segundo”, dijo. En una ocasión “acusaron a mi sargento (Luis Alberto) Erazo de quererse fugar. Nos encadenaron, alegamos, nos encadenaron al tobillo. La pierna cambió de color, se puso morada, negra, y estuve meses caminando con muletas”.
“La muerte estuvo siempre latente pero fue la meditación, la reflexión y el recordar todas las instrucciones que recibí de mis superiores lo que me permitió vivir todos esos años”, enfatizó Moncayo, que perdió su libertad el 21 de diciembre de 1997 en un ataque de 200 rebeldes.
Moncayo, quien fue ascendido a sargento cuando estaba secuestrado, indicó que seguirá en el Ejército, decisión que había dejado en suspenso el día de su liberación, y se abstuvo de confirmar si irá a Venezuela, Ecuador y Brasil para agradecer a los mandatarios de esos países.
El militar relató que camino a su liberación traía pruebas de supervivencia de otros cuatro rehenes, pero que poco antes de ser entregado por los rebeldes éstos se las quitaron.
Los dos ex rehenes, quienes han estado en Bogotá sometidos a exámenes médicos, viajarán en breve a sus lugares de origen para pasar unos días en familia.
Con las liberaciones de Moncayo y de Calvo desciende a 22 el número de militares y policías que las FARC mantienen en cautiverio y proponen canjear por unos 500 rebeldes presos, algunos de ellos en cárceles de Estados Unidos.
Además de estos uniformados, la FARC tiene secuestrados a un número indeterminado de civiles por extorsión económica.
De acuerdo con Fondelibertad, un ente dependiente del Ministerio de Defensa, actualmente en Colombia se encuentran 79 personas secuestradas y 744 desaparecidas.