Evo Morales pide 'otro periodismo' mientras procesan a periodistas

El presidente boliviano Evo Morales durante un discurso. Foto: EFE

El presidente boliviano Evo Morales durante un discurso. Foto: EFE

El presidente boliviano Evo Morales durante un discurso. Foto: EFE

Un periodista boliviano se retractó por orden judicial, otra fue obligada por un tribunal de ética a rectificarse. En medio de una larga batalla con algunos medios, el presidente Evo Morales asegura que “otro periodismo que informe la verdad, es posible”.

El periodista Humberto Vacaflor, un epítome en la profesión, tuvo que desdecirse por orden de un juez tras afirmar en una entrevista de TV que Morales fue uno de los autores intelectuales del asesinato de un policía antidrogas y de su esposa en el año 2000.

“Me retracto, me recontrarretracto, ¿qué puedo hacer?, el sistema es tan poderoso”, dijo Vacaflor en la radio luego que un juez le diera un plazo de cinco días para hacerlo.

“Creo que es obvio que tenga que retractarme, el sistema es muy fuerte”, insistió. Él asegura que cuando comentó el hecho, únicamente aludió a una publicación del año 2003, en la que unos testigos acusaron al hoy presidente, en ese momento dirigente y parlamentario.

Morales, que se declara víctima de algunos medios, escribió después en su Twitter: “Mentir y robar es algo indigno para el ser humano. Otro periodismo que informe la verdad, es posible”.

Crítico mordaz de Morales, Vacaflor, de 73 años, exilado en las dictaduras militares de Hugo Banzer (1971-78) y Luis García Meza (1980-81) , dijo que por su edad “ahora no tengo la fuerza para seguir luchando contra los todopoderosos del actual Gobierno”.

La retractación de Vacaflor, antiguo dirigente de varias organizaciones de la prensa, sacudió el ambiente. “Eppur si mouve (...), bien por Vacaflor”, parafraseó a Galileo el politólogo Carlos Cordero, también crítico de Morales, quien llegó a la presidencia en 2006 y ha sido reelegido dos veces.

El hecho de que Vacaflor haya sido sometido a la justicia ordinaria es “sin duda, un mal precedente para los periodistas” , reaccionó el presidente de la Asociación de Periodistas de La Paz, Nelson Martínez, que recordó que estos casos deben ser juzgados por una Ley de Imprenta de 1925.

'Cártel de la mentira'

En otro caso, el independiente Consejo Nacional de Etica Periodística ordenó a las periodistas Amalia Pando y Roxana Lizárraga, a rectificarse de una información, atribuida a una fuente reservada, que aseguraba que la ministra de Salud, Ariana Campero, estaba embarazada de otro ministro casado y que, por tal, la esposa del aludido provocó un escándalo en la Casa de Gobierno. La versión resultó falsa.

Pando, fuerte cítica de Morales, consideró el fallo de justo, mientras que la ministra Campero se limitó a pedir a las comunicadoras “un cambio de actitud y disculpas a mi persona”.

Quien no dejó pasar la oportunidad fue el vicepresidente Álvaro García, blanco también de críticas de algunos medios, a los que llama 'cártel de la mentira'. “ Se ha restablecido el equilibrio, y la verdad se ha impuesto frente a la mentira ” , dijo en conferencia de prensa.

En junio, dos medios de difusión y dos periodistas de Bolivia pidieron al Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas una visita al país de un relator especial, precisamente porque el gobierno los acusa de conformar un “cártel de la mentira” .

En general, el gobierno mantiene una relación tirante con los periodistas. Morales acusó a fines de junio a la cadena CNN de ser parte de una conspiración contra su gobierno, al haber intentado entrevistar en La Paz a un supuesto hijo que tuvo con su hoy encarcelada expareja Gabriela Zapata, pese a que ya se había aclarado que el infante falleció poco después de nacer en 2007.

Morales atribuyó a una conspiración de los medios, usando ese caso, el que haya perdido en febrero un referéndum en que pretendía lograr la facultad para optar a un nuevo mandato de cinco años.

El gobernante, que califica a algunos medios son sus “principales enemigos”, mantiene periódicamente fuertes roces con los periodistas.

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