En San Vicente, Manabí, los estudiantes se movilizaron hacia la zona segura en el sector La Pega. Foto: Cortesía SGR
Los estudiantes en Manabí y Esmeraldas siguieron los protocolos previstos para el simulacro del martes 31 de enero del 2017, durante el cual se registró un sismo de 5.4 grados en la escala de Richter, a las 09:22.
Se trató del primer ejercicio de este tipo que probó en ambas provincias el funcionamiento del Sistema de Alerta Temprana (SAT) ante un posible tsunami, generado por un sismo de gran magnitud.
Aunque la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) capacitó previamente a toda la población de las zonas vulnerables, donde se instaló este mecanismo, los estudiantes y docentes fueron los más entusiastas. En total participaron 70 000 personas, según la SGR.
El sonido de alerta acompañado del mensaje que informaba sobre el simulacro -que es diferente cuando ocurre un evento real- movilizó a los estudiantes en la ciudad de Esmeraldas, a las 09:15.
Allí, las mochilas quedaron en las aulas de clase. Los niños y jóvenes salieron hasta las zonas altas. Los profesores llevaron de la mano a los más pequeños. Algunos se movilizaron hasta 500 metros para llegar a las zonas seguras, y como la meta era reducir el tiempo de evacuación, muchos apresuraron su paso y los niños más grandes corrieron.
Por ello, no sintieron el sismo de las 09:22 y continuaron con la evacuación. La alarma tampoco dejó de sonar. Quienes sí sintieron el temblor fueron algunos adultos que salieron de sus casas y se unieron al simulacro con los estudiantes. Otros ayudaron a evacuar a los niños con discapacidad.
La evacuación fue más rápida en instituciones como San José de Cottolengo, Liceo Naval, República del Ecuador y Enrique Batolucci, que están más cercanas al río Esmeraldas y al mar.
En el centro de la ciudad, los trabajadores de instituciones como la Judicatura o la Autoridad Portuaria salieron de sus oficinas a las calles tras sentir el temblor y no por el simulacro de evacuación.
Patricia Bacilio, profesora de la unidad educativa José Cottolengo, dijo que el martes mejoraron su tiempo de respuesta a diferencia de un simulacro realizado el 2016. El 31 de enero tardaron tres minutos menos.
En las instalaciones del ECU 911, en Esmeraldas, donde se instaló el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Provincial también se sintió el sismo, tras la alerta del Instituto Geofísico.
Desde allí también se dieron los primeros reportes de posibles daños en mampostería de edificios de la ciudad de Esmeraldas y Atacames.
Mientras que en Manabí, donde se sintió levemente el sismo, los niños también fueron los protagonistas del simulacro. Solo en Pedernales, alrededor de 500 000 alumnos se concentraron en el parque central.
La comerciante, Rosa Cedeño, dijo que al ver el entusiasmo de los jóvenes decidió unirse al simulacro. “Tal vez si hubiéramos sido precavidos antes del terremoto, la tragedia no hubiera sido tan grande”.
En Portoviejo y Manta, en cambio, la participación fue escasa. En Crucita, los moradores escucharon la sirena y el llamado para evacuar, pero no lo hicieron. Señalaron que el ejercicio se dio en horas laborables por lo que no podían perder clientes. “Estaba sirviendo desayunos y los turistas no estaban enterados de esa actividad”, señaló Regina Loor.
En la playa El Murciélago, de Manta, los turistas y trabajadores de los locales comerciales también ignoraron la sirena. Eso debido a que el sonido casi no se escuchó en ese sector.
Andrés Sandoval, director general del ECU 911, señaló que en la reunión que duró más de tres horas del COE provincial de Manabí sí se diagnosticaron esos problemas. Por eso se programarán nuevas pruebas para corregir errores de sonido. “La capacidad de alcance es de hasta cinco kilómetros a la redonda. A veces el clima hace que el sonido disminuya”.
El ministro coordinador de Seguridad, César Navas, quien participó en el simulacro desde Esmeraldas, dijo que se cumplieron los protocolos, pero se harán los ajustes al sistema de alerta para un mejor funcionamiento.
El SAT está conformado por 93 sirenas instaladas en las zonas costeras de Esmeraldas y Manabí, y en las represas de Calceta, Santa Ana y Chone. También lo integran boyas, radares, estaciones sísmicas, hidrológicas, sistemas de monitoreo y señalética. Ayer solo se activaron 75 sirenas porque las 12 de las represas se probarán en otro ejercicio.
De acuerdo con Ricardo Peñaherrera, viceministro de Gestión de Riesgos, se realizarán ejercicios parecidos todos los meses, en cada cantón. La SGR analizará los decibeles de las bocinas y hasta donde se escucharon los mensajes.