Fernando Morales (izq.) y el padre Deivis Rodríguez, autoridades del Borja 3 Cavanis, junto al emprendimiento Caramelos Artesanales Pega Loco, en la feria por el 58 aniversario. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Abigail P. tiene 15 años y es gerente de Sweet flowers, una empresa que se dedica a la creación de arreglos florales con gelatina y galleta molida. Luis A., 17 años, está al frente de su microempresa que elabora lámparas de “lava artificial”. Camila B., de 11 años, ganó USD 11 con la venta de bisutería. Antony CH., de 14 años, gerencia la firma que elabora caramelos y dulces. La historia de estos adolescentes se conoció en la feria de emprendimiento realizada en la Unidad Educativa Borja 3 Cavanis, en Quito, este jueves 19 de mayo del 2016.
“De las ideas locas salen los grandes inventos y las grandes empresas”, dijo Rocío Basurto, profesora de la materia de emprendimiento. Las distintas iniciativas fueron mostradas por los alumnos en la feria ‘Emprendedores Cavanis en Micro-Acción III’, realizada por la institución educativa por su quincuagésimo octavo aniversario.
Helados de espinaca o de avena, jeans viejos convertidos en atractivos bolsos, plantas que en vez de tierra tienen galletas molidas, sushi de frutas… fueron algunos de los productos que se expusieron en los stands los estudiantes de diferentes paralelos, desde inicial a tercero de bachillerato.
Ya sean comestibles, para vestir o adornar el hogar los chicos mostraron sus mejores creaciones. “Lo que hacemos es dejar que se desarrolle la creatividad, nosotros somos guías de un proceso iniciado por ellos”, señaló Basurto mientras se deleita con un bocadillo natural a base de chia, quinua, amaranto y miel de abeja que fue elaborado por otros tres alumnos de tercero de bachillerato.
En la feria los jóvenes demostraron su creatividad. Un negocio ofertaba chocolate con chochos. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Para David Rodríguez, director general, lo que se busca con este proyecto es desarrollar la parte productiva de los jóvenes para aportar algo nuevo a la sociedad. “En la feria encontramos alternativas diferentes, que no son comunes y esa es una pequeña contribución para el mundo”, comentó.
Durante las clases de emprendimiento, los estudiantes aprenden todo lo relacionado con la creación de microempresas. Marta Cargua, profesora de la asignatura, señaló que desde el primer día, a los más pequeños se les enseña la parte lúdica y a partir de décimo grado se les instruye en temas de tipo formal.
En esa etapa se imparten temas como: estudio de mercado para conocer las necesidades que tienen los consumidores, estudio técnico en donde identifican qué equipo necesita su emprendimiento; estudio administrativo que les permite saber sobre los permisos que se requieren para implementar un negocio; y por último la evaluación de proyectos en donde establecerán costos.
Las empresas de alimentos se enfocaron en vender comida nutritiva.
Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
En la feria participaron 350 alumnos. Jenny Chisaguano, vicerrectora, señaló que este año se ha dado un enfoque socio productivo y no solo comercial. Busca colaborar con el medio ambiente y que las personas tengan una mejor nutrición.
En los diferentes stands, ubicados en el patio del Borja 3, se evidenciaba el entusiasmo de los estudiantes. Los más pequeños hacían collares y pulseras, los más grandes invitaban a los padres de familia y profesores a que compren sus productos.
Al final de la feria todos salieron contentos, los chicos expusieron y vendieron sus ‘inventos’. “No hay satisfacción más grande que tener tu propio dinero”, comentó la estudiante Abigail P.
Los chicos mostraron el reciclaje para bolsos y mochilas durante la feria en la Unidad Educativa Borja 3. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO