8 Estrategias para que los niños puedan dormir bien

El sueño o la falta de él son, sin duda, uno de los temas más discutidos en cuanto al cuidado de los bebés y los niños pequeños.

Claves del éxito
a.El bebé siempre debe dormir en el mismo sitio, tanto durante el día como por la noche, y en lo posible se debe respetar su horario para  las siestas y para la hora de acostarse.
b.  La rutina  antes de ir a dormir debe iniciarse antes de que el bebé esté excesivamente cansado. Si lo acuesta demasiado cansado,  dormirá peor. Es un error pensar que mantener al niño despierto hasta tarde garantiza que dormirá más.
c.Luego de los períodos en los que una rutina se  interrumpe  por  una enfermedad, el inicio de la dentición o un viaje, los padres deben ser  más consistentes en los rituales de dormir,  puesto que los buenos hábitos adquiridos pueden olvidarse con gran facilidad.
d.  Cada bebé es diferente y   es un mundo aparte. La presión en  busca de que el bebé duerma toda la noche no conduce a nada bueno. Comprender sus horarios y su forma de comunicarse toma tiempo. Los buenos hábitos para dormir deberían ser un objetivo por el que hay que trabajar y no un tema que cree una culpa innecesaria.Durante las primeras  semanas y meses de vida del recién nacido,  los padres se dan cuenta de lo trascendental de este tema,  puesto que la calidad y cantidad del sueño de sus hijos afecta al bienestar de toda la familia y determina  el que padres e hijos se sientan cómodos y descansados, felices y alegres en lugar de agotados y  malhumorados,  porque no logran pegar un ojo durante las largas noches en que sus pequeños tampoco lo hacen.

Es un hecho que las dificultades para conciliar el sueño rara vez terminan con el crecimiento del niño, cuando pasa de la cuna a la cama, lo que sucede es que cambian de forma, en lugar de llantos son súplicas o negativas y en lugar de tener que darle un biberón a las tres de la mañana es una pesadilla o un pedido de un vaso de agua.

Recuerde que durante las primeras semanas de vida,  los bebés pasan durmiendo o dormitando  alrededor de 16 a 20 horas al día, pero no hay razón para preocuparse si el sueño de un recién nacido sigue un patrón constante o varía de un día a otro. A medida que su sistema nervioso vaya madurando y su reloj interno se desarrolle, los patrones del sueño se volverán más estables.

Los científicos dedicados al  estudio del sueño han identificado ocho estrategias que son muy efectivas para conseguir que los bebés y los niños pequeños desarrollen hábitos saludables para dormir, según  Ann Douglas, experta canadiense en temas infantiles y autora de 28 libros,  muchos de los cuales se enfocan en el embarazo y en la crianza de los hijos. Estas son:

1.Los padres deben aprender a descubrir  y responder a las claves del sueño que sus hijos demuestran en cada edad y etapa de desarrollo: cuando son bebés, cuando alcanzan los 2 años y en la etapa preescolar. Sin duda alguna, todos los progenitores quieren asegurarse de que sus hijos se beneficien de un sueño adecuado.

2. Se debe enseñar a los bebés a distinguir entre la noche y el día y exponerlos a la luz del sol pare reforzar los ritmos circadianos naturales de los bebés (el ‘reloj’ biológico).

3. Es imprescindible establecer una rutina para ir a dormir que sea consistente y predecible durante la fase inicial (recién nacido), y permitir que esta rutina vaya cambiando a medida que el  niño se convierte en un bebé más grande y sucesivamente hasta la edad preescolar. Los padres encontrarán que esto es más fácil lograrlo si se proporciona al niño un ambiente adecuado para poder conciliar fácilmente el sueño.

4. Se debe permitir al bebé recién nacido que se duerma por su propia cuenta (en lugar de acurrucarlo, pasearlo o alimentarlo hasta que se quede dormido). Así se evita que dependa de los padres. 

5. Los padres deben aprender a diferenciar entre los sonidos normales que el bebé emite durante el sueño y el del llanto con el que pide ser tomado en brazos. Caso contrario, pueden afectar su sueño.

6. Es necesario dar un trato prioritario a las siestas durante el día mientras el niño así lo requiera. Los pequeños  que toman siestas durante el día,  duermen mejor en la noche.

7. Se debe reconocer cuándo un niño no necesita ser alimentado en a noche y utilizar métodos que no incluyan el biberón para conseguir que el bebé vuelva a dormir cuando se despierta, de manera que aprenda a dormir varias horas seguidas.

8. Los padres deben mantener la mayor calma y relajamiento posibles mientras manejan el tema del sueño infantil. Si se estresan por ello, los hijos se darán cuenta de cómo se sienten y, por tanto, sus propios sentimientos infantiles de estrés aumentarán.

Si bien es mejor trabajar en estas estrategias cuando el bebé es pequeño, nunca es tarde para iniciar un programa adecuado para que los niños duerman bien. En otras palabras, si su niño tiene ya 2 ó 3  años e incluso más y demuestra ciertos hábitos del sueño poco satisfactorios, usando esta información se pueden analizar los hábitos del sueño de los pequeños y establecer un plan que ayude al niño a desarrollar hábitos del sueño más saludables.

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