Mark Hannay. Experto estadounidense en seguros médicos
Olga Imbaquingo Revelo. Corresponsal en Nueva York
¿Health Care for all New York (Salud para todos en Nueva York) viene luchando por un sistema universal de salud. ¿Qué significa salud para todos?
Tener cobertura y todos los servicios. Aquí para que sea completa la atención se necesita de los dos. Buscamos que no se diga usted sí o usted no, sea por el estatus legal, la edad, el salario, el tipo de empleo, el género o la raza. Esta es la única democracia industrializada que no tiene un sistema nacional de salud. Pero estamos trabajando para fundar una nueva plataforma.
¿En algún momento este modelo ofreció mejores días a los ciudadanos?
Nunca. Un 60% tiene seguro de salud a través del empleo, antes de que se instaurara este beneficio laboral tras la Segunda Guerra Mundial no había nada, excepto un mercado de seguros privados. La mayoría pagaba la atención con su dinero. Lo que tenemos es un régimen de salud sobre la base del empleo y cuando un trabajador se queda desempleado él y su familia pierden el seguro.
¿Por qué está aquí?
Su experiencia. Es director de la Coalición Health Care for all New York, que abarca a varias organizaciones que trabajan por la reforma de salud.
Su punto de vista. La crisis que afronta el sistema sanitario de EE.UU. se ha convertido en un problema político de enormes dimensiones.¿Cree que cada persona está obligada a tener un seguro médico y por qué?
El actual debate plantea una responsabilidad compartida. Yo preferiría ver una mayor participación del Gobierno, como ocurre en otros países (Canadá, Noruega, Suecia). Vamos en esa dirección, pero estamos lejos de acercarnos a esos modelos.
¿Por qué causas cada paso que se ha dado para alguna conquista en salud ha significado un proceso largo, frustrante y con muchos retrocesos?
Por dos razones: una es ideológica, hay un electorado que se siente amenazado con la participación del Gobierno como proveedor de salud; la otra es económica, una sexta parte de la economía está relacionada con la salud. Los seguros privados están muy entroncados en la salud y en la política. Intentar quitarles algo del mercado que manejan para llevarlo a un modelo sin fines de lucro es un desafío.
¿Cómo acercar el derecho a la salud y las preocupaciones económicas que genera el servicio?
Es un desafío. A diferencia de otros países nosotros miramos a la salud como una mercancía. Otras naciones ven que es un derecho para todos y eso no cuestionan, más bien se preguntan cuál es la mejor manera de hacerlo. Cada país tiene su fórmula, nosotros tendremos nuestra versión a la americana. Por esa tradición de entender a la salud como una mercancía, es que entra en juego el dinero.
¿De qué forma se puede cambiar esta visión?
El Gobierno está buscando minimizar costos. El presidente Obama y algunos políticos creen que salvar al país de la crisis económica es resolver nuestra crisis de salud. No podemos sostener este estatus quo que nos llevará a la bancarrota.
En Ecuador una dolencia grave empobrece a las familias y los pacientes se mueren porque no pueden costear las medicinas ni los tratamientos. ¿Sin seguro cuál es la realidad de los pacientes estadounidenses?
Aquí ocurre algo parecido a Ecuador y no solo para las familias de bajos ingresos. Acaba de salir un estudio que señala que entre 20 000 y 45 000 personas mueren al año por alguna enfermedad que se podía prevenir si tenían un seguro. Las deudas por salud son la primera causa de bancarrota personal. Esto se ha convertido en un problema político. No es solo que 46 millones de personas no tienen seguro, muchos millones más tienen un seguro pero malo y no reciben adecuada cobertura.
¿Cuál es la realidad de un enfermo que permita graficar cómo funciona la atención de salud?
Depende de varios factores, uno es en cuál de los 51 estados vive. La edad cuenta. Los mayores de 65 años tienen cobertura de Medicare pagado por el Gobierno (los menores de 18 años en Nueva York también están protegidos). Pero entre más dinero tiene, mejor cobertura recibe. Nada de esto es explícito, pero es la forma cómo se trabaja. Los pacientes con dinero y con suerte tienen excelente atención. Otros reciben un servicio mediocre o muy malo y otros no nada. También depende del tipo centros de salud en la comunidad, puede ser que tenga un buen seguro pero si no hay un buen hospital, el seguro se convierte solo en un papel.
Pero aquí es donde está la medicina y los tratamientos más innovadores.
Los políticos suelen decir que tenemos el mejor sistema de salud. Yo les respondo, cierto, pero no para todo el mundo. Es el país industrializado que más gasta en salud por persona, pero los ciudadanos reciben mucho menos.