Seis meses después de las elecciones de diciembre, España quedó hoy (26 de abril) abocada a volver a las urnas el 26 de junio ante la incapacidad de los partidos de lograr un acuerdo para investir a un presidente del Gobierno.
Un pacto in extremis propuesto hoy por una pequeña fuerza de izquierda fracasó estrepitosamente. “Quedamos abocados a celebrar nuevas elecciones”, asumió en tono de derrota el líder del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, que al frente de la segunda fuerza más votada, buscó infructuosamente durante semanas los apoyos necesarios para ser investido jefe del Ejecutivo sobre un pacto sellado con la formación liberal Ciudadanos.
“Ni puedo ni debo someterme a la investidura”, manifestó el socialista tras transmitírselo así al rey Felipe VI. El monarca cerró la última ronda de consultas con los partidos -la tercera desde diciembre- sin poder proponer candidato a la investidura antes de tener que convocar comicios la semana que viene.
“Le he dicho al rey que no tengo los apoyos suficientes”, dijo Mariano Rajoy, líder del Partido Popular (PP), el más votado en las elecciones.
El jefe del Ejecutivo en funciones fue el último en ser recibido por el rey. El monarca “ha constatado que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza”, comunicó la casa real.
Aunque una y otra vez reiteró Rajoy a Pedro Sánchez su oferta de una gran coalición de Gobierno, solo recibió negativas del socialista. “La repetición de las elecciones no es lo mejor”, manifestó hoy, pero es más deseable que haya elecciones a que se hubiera formado alguno de los Gobiernos que exploró el líder del PSOE, dijo.
Será el 3 de mayo cuando Felipe VI llame a nuevas elecciones, ya que el plazo legal para investir jefe del Ejecutivo finaliza oficialmente en la medianoche del día 2 y ha de cumplirse.
Por primera vez en la democracia española, será un rey y no un presidente el que convoque comicios tras disolver el Parlamento. Con solo cuatro meses, ha vivido la legislatura más corta de su historia.
Los vetos cruzados entre las formaciones en un Congreso de los Diputados en el que, tras la ruptura del bipartidismo, ninguna por sí misma tiene escaños suficientes para investir a un jefe del Ejecutivo provocaron en España una situación sin precedentes.
Nunca antes el país estuvo tantos meses sin Gobierno -serán al menos ocho, hasta como pronto finales de agosto- y nunca antes hubo que repetir unas elecciones. Apenas tuvo unas horas de recorrido la propuesta de un acuerdo in extremis para un Gobierno de coalición de izquierdas con el que arrancó el día Compromís, un partido valenciano con cuatro diputados.
Aunque el PSOE aceptó 27 de los 30 puntos del documento presentado, quiso incluir en el pacto a Ciudadanos y respondió con la contrapropuesta de presidir un Ejecutivo con ministros independientes cercanos a ese partido y a Podemos durante dos años.
El mayor problema fue el mismo de estos cuatro meses transcurridos desde los comicios de diciembre: Podemos -tercera fuerza parlamentaria- y Ciudadanos -cuarta- se vetan mutuamente. Compromís calificó la contrapropuesta de los socialistas de “inaceptable”.
“La propuesta no parece algo para valorar ni el último día de plazo”, dijo el liberal Albert Rivera nada más salir de su encuentro con el rey. “El PSOE ha dicho ‘no’ a la propuesta de Compromís”, resumió por su parte el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
El socialista Pedro Sánchez responsabilizó a Rajoy y Iglesias de que haya que volver a las urnas por no haber permitido su investidura. “Rajoy ha encontrado un salvavidas en Iglesias”, dijo Sánchez. “Iglesias puede vivir mejor con Rajoy que conmigo”.
El líder de Podemos pretendía un Gobierno de coalición de izquierdas que Sánchez no podía formar por su pacto de Ciudadanos y porque esa opción precisaba del apoyo de partidos secesionistas, algo que los barones de su partido le habían vetado.
Rajoy propuso durante estos cuatro meses una coalición de Gobierno a la alemana, con el PSOE y Ciudadanos y con él como jefe del Ejecutivo, una propuesta inasumible para Sánchez.
El mayor riesgo de las nuevas elecciones, más allá del nuevo gasto que implican para las arcas del Estado, es que arrojen un resultado similar a las de diciembre y que los partidos se encastillen como han hecho.
Los expertos demoscópicos vaticinan una caída de la participación en los nuevos comicios por el cansancio que ha ido acumulando la ciudadanía a lo largo de estos meses complejos.