La llegada de los fieles a la plaza cívica Nelson Estupiñán de Esmeraldas, donde se colocaron pantallas gigantes, no tuvo la acogida prevista. Foto: EL COMERCIO
El cielo de Esmeraldas lució nublando durante la homilía pronunciada por el papa Francisco este martes 6 de julio de 2015, desde el parque Bicentenario, en la ciudad de Quito.
Esmeraldas es una ciudad costera ubicada en el noroccidente de Ecuador, donde existe una profunda fe religiosa.
A la plaza Cívica Nelson Estupiñán Bass, en la que se colocaron más de 500 sillas y una pantalla gigante para ver a la Papa, no llegaron las personas en la medida que se esperaba. La organización estuvo a cargo del Municipio de Esmeraldas.
Muchos católicos optaron por quedarse en casa para ver al Sumo Pontífice en familia, como lo hizo Jimmy Preciado, un ciudadano esmeraldeño que habita en el centro de la ciudad. “Fue una mañana de recogimiento familiar”.
Al menos unas 60 personas acudieron a la Plaza Cívica para escuchar el mensaje del Sumo Pontífice. Los cristianos católicos de Esmeraldas portaban rosarios, camisetas con el nombre de ¡Bienvenido Papa Francisco! y hasta pedidos para orar por sanidad.
Unas 10 personas de la tercera edad, que se sentaron en las sillas de adelante, tenían sombrillas, gorras y sombreros para protegerse, en caso de que saliera el sol. Llegaron desde algunos sitios de motivados por la fe, en busca de un milagro.
Una de ellas fue Cecilia Martínez, habitante del barrio 20 de Noviembre de la ciudad de Esmeraldas. Acudió con una oración especial: Ser sanada de artritis. “Por mi enfermedad no puede viajar a Quito a ver de cerca al Papa, pero sé que con fe puede ocurrir un milagro desde aquí donde estoy sentada”.
Desde Esmeraldas viajaron a Quito más de 1 000 personas en 28 buses, para ver al Vicario de Cristo, en el parque Bicentenario desde donde se pronunció la eucaristía.
Carmen Valdez, una mujer afroesmeraldeña de 60 años, dijo que le gustó el llamado a la unidad y amarse uno a otros, realizado por Jorge Bergolio, durante el sermón papal del lunes 5 de julio en Guayaquil.
Fue una de las primeras en llegar a Plaza Cívica para cumplir con la devoción de ver al Sumo Pontífice. “El único milagro que pido es que todos podamos estar unidos en amor”, dijo la mujer, que permaneció hasta el final de la ceremonia religiosa.
Hasta ese recinto también llegaron tres familias. Una de ellas fueron los esposos Chasín Álvarez. Atentos escucharon la intervención del Papa, acompañados de sus tres hijos.
“El mensaje dirigido a la familia pronunciado por el Papa en Guayaquil me hizo reflexionar sobre la importancia de la familia, el que ahora se complementa con el pedido de unidad”, señaló Luis Chasín.
En los alrededores del la Plaza Cívica de Esmeraldas había seguridad militar y policial. El resguardo se podía ver dos cuadras a la redonda. La avenida Libertad, Pedro Vicente Maldonado, entre Juan Montalvo, callejón Rioverde y calle Eugenio Espejo, estuvo lleno de policías y militares.