Escribir es seducir

El escritor es un inconforme,  un simulador que disfraza la realidad y la vida hasta volverla creíble, esa es la ficción y de esto se ha dicho mucho.

Ramiro Arias
Escritor y editor

Quiteño. Su vida la ha dedicado a la literatura y a la edición de libros y de conocidas  revistas. Es autor de la novela ‘Todo el sabor tropical’ (segunda edición); dirige Editorial Eskeletra y la revista del mismo nombre.    Vargas Llosa en ‘La verdad de las mentiras’ anotaba que las mentiras de las novelas no son nunca gratuitas y estas  llenan las insuficiencias de la vida. A los hombres satisfechos con su destino, decía, estas novelas no  les sirven. Quizá lo decía porque reflejan las mentiras que somos y que la ficción nos completa esa atroz dicotomía entre el ser y el deber ser.  

Stephen  King, uno de los más importantes escritores vivos de EE.UU.,  autor de más  de 40  novelas de literatura fantástica, de ciencia ficción y, sobre todo, de terror, decía que siempre ha escrito porque le llenaba, o sea,   disfrutaba con lo que hacía. “Todo lo que he  escrito me ha salido de las entrañas”, escribe, pero así mismo, aunque diga que le hacía vibrar el simple gozo de hacerlo ha pagado su precio: sudor y lágrimas. Todos los grandes escritores concuerdan    en aceptar que la mejor manera de aprender es leyendo y escribiendo mucho.  De aquí para adelante todos, incluso el mismo García Márquez hasta Julio Cortázar, pasando por  Bolaño y otros, han dictaminado sus recetas y sus frases célebres respecto al oficio.

Han dicho que la escritura les salva y que   ninguno de ellos, incluido  Monterroso y el mismo King, han perseguido el éxito que tienen y, desde luego, con sus dotes de persuasión nos han convencido; aunque luego dudamos  en un mundo donde la fama  emborracha. “Las cosas no son como las vemos sino como la recordamos”, escribía Valle-Inclán refiriéndose a la memoria y a la imaginación, elementos que todo escritor debe manejar. Estos podrían ser parte de esa analogía de   King en    su “caja de herramientas” útiles para un escritor: en la bandeja superior, el vocabulario, es decir, la gramática. El segundo nivel: desconfía del adverbio (yo diría también del adjetivo) y la  de abajo: la forma y el estilo. Para las revelaciones del escritor no existen fórmulas sí  el azar y el destino.

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