Escombrera ilegal agravó aluvión en Oyacoto

A las 14:30 de ayer se habilitó la Panamericana Norte, en Oyacoto, luego del aluvión. Foto: Eduardo Teràn / EL COMERCIO

A las 14:30 de ayer se habilitó la Panamericana Norte, en Oyacoto, luego del aluvión. Foto: Eduardo Teràn / EL COMERCIO

A las 14:30 de ayer se habilitó la Panamericana Norte, en Oyacoto, luego del aluvión. Foto: Eduardo Teràn / EL COMERCIO

Una escombrera clandestina pudo ser la causante del aluvión que la noche del pasado domingo arrastró lodo, llantas y otros restos sobre la calzada en el acceso a Quito de la Panamericana Norte, a la altura de Oyacoto, y que terminó con la vida de una madre y su hija de cuatro años. El deslizamiento de tierra y escombros atascó a 50 vehículos y bloqueó ambos carriles de la vía.

Así lo afirma el Ministerio de Obras Públicas. En un inicio se sospechó que, debido al fuerte aguacero que cayó sobre el sector, y que triplicó en cantidad de lluvia a la registrada en la misma época el año pasado, la tierra se aflojó y la montaña cedió. Sin embargo, Gonzalo Cobos, viceministro de Infraestructura, dice que un primer reporte apunta a que los escombros, tierra y basura arrojados de manera clandestina en una quebrada montaña arriba, fueron arrastrados por la lluvia, formaron un aluvión y terminaron cubriendo casi dos kilómetros de la Panamericana.

En la parte alta se ubican los barrios San Miguel del Común y Zabala. Isabel Bejarano, presidenta del Gobierno Autónomo Descentralizado de Calderón, admite que las escombreras ilegales son un problema. Las volquetas aprovechan que el lugar es alejado, dice, para arrojar material en las noches. Las construcciones informales, sostiene Bejarano, empeoran la situación: aflojan la tierra y con la lluvia se forma una avalancha negra que va a parar en la parte baja de la loma.

Cobos asegura que ayer un equipo de técnicos inspeccionó el lugar y se constató que el problema no se originó en los taludes, sino en la parte alta. Para Juan Zapata, secretario de Seguridad del Municipio, es prematuro hablar de una causa que originara el deslizamiento. Indicó que hasta la tarde de ayer, personal municipal hacía el levantamiento técnico de la información con geólogos.

“Seguramente son varios factores que coincidieron para que la desgracia ocurra . Las membranas estaban en el suelo. Sin embargo, hay que trabajar en equipo. Si el Municipio tiene que actuar en algo lo hará. Si tenemos que intervenir, lo haremos”, dice Zapata.

Luego del incidente, maquinaria del Ministerio y de Panavial trabajaban en la limpieza de la calzada. Cuatro excavadoras, gallinetas, una motovibradora, cuatro barredoras y dos tanqueros limpiaban lodo y escombros para habilitar la vía (se abrió a las 14:30). La Panamericana Norte fue concesionada a Panavial y es jurisdicción del Ministerio de Obras Públicas, no del Municipio.

Sin embargo, apenas ocurrió el hecho, la Secretaría de Seguridad, COE Metropolitano, Cuerpo de Bomberos y agentes metropolitanos de tránsito llegaron al punto para socorrer a las víctimas y ayudar en la liberación de los vehículos atrapados. El Municipio colaboró con maquinaria pesada.

El funcionario estatal acota que cuando se presenta una emergencia de esta índole, todas las dependencias deben apoyar el hombro y colaborar.

La noche del incidente, mientras la vía estaba bloqueada y el vehículo de medicina legal hacía el levantamiento de las víctimas, el peaje de Panavial continuaba cobrándose, lo que despertó indignación de la comunidad. Cobos se comprometió a investigar el episodio y a tomar cartas en el asunto.

La noche del incidente, en medio del desconsuelo, familiares de las víctimas pedían a las autoridades que se interviniera en las laderas para evitar futuras tragedias. “Se debería suspender el paso por esa vía cuando la lluvia sea excesiva o colocar geomembranas de protección como en otros lados”, repetía Daniel Cadena, primo de una de las fallecidas.

Jorge Valverde, experto en taludes y suelos y profesor de la Politécnica Nacional, asegura que en la zona hay dos problemas: taludes demasiado altos sin protección, y suelos de fácil erosión por viento y agua, debido a su alto contenido de piedra pómez en polvo.

Cobos asegura que la vía fue construida con base en estudios técnicos, los mismos que mostraron que en esa zona no era necesario colocar hormigón armado o geomembrana para evitar deslizamientos, lo que sí ocurrió, por ejemplo, en tramos de la vía Collas y en la misma Panamericana, cerca al puente del río Guayllabamba.

El Viceministro señala que a finales de diciembre entrará en funcionamiento la variante de la Panamericana Norte: un desvío que evitará que los autos pasen por una zona de laderas propensas a derrumbes.

Oyacoto es una de las áreas de riesgo de movimientos en masa en el Distrito Metropolitano. Christian Rivera,  del COE, señala que esa zona se suma a otras de Quito como  Atucucho, Palugo,  laderas de San Francisco y el Tránsito de Chillogallo.

En contexto
El domingo se registraron 53 llamadas de emergencia desde el norte de Quito, a causa de la lluvia. Carapungo fue uno de los sectores afectados con anegaciones. El Inamhi atribuyó el aguacero al ingreso de humedad desde Colombia.

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