El expresidente brasileño Lula da Silva (arriba a la izquierda) es señalado de haberse beneficiado de los millonarios desvíos de fondos. La actual mandataria brasileña, Dilma Rousseff (arriba derecha), acusa el golpe del interrogatorio a su antecesor en el cargo. Evo Morales, gobernante de Bolivia, es señalado como protagonista de un caso de tráfico de influencias. Cristina Fernández de Kirchner, exgobernante de la Argentina, es acusada de despilfarro y corrupción. Fotos: Agencias
El líder histórico y fundador del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Brasil vive su peor momento.
El viernes pasado, la Policía Federal condujo de manera coercitiva al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva a declarar bajo sospecha de haber comandado, y de haberse beneficiado, con los millonarios desvíos de fondos en la empresa estatal Petrobras.
El exmandatario fue conducido a declarar porque, según los fiscales, existen “evidencias consistentes y contundentes” de que él se benefició personalmente con los desvíos de recursos de la petrolera nacional, y favoreció además a sus familiares y al PT.
Los fiscales afirmaron, asimismo, que la actuación del expresidente en la red de corrupción en Petrobras fue “relevante para el éxito de la actividad delictiva”. La acción policial también incluyó los registros de las residencias que pertenecen y/o utilizan Lula y sus familiares y de la sede del Instituto Lula, en Sao Paulo.
El interrogatorio al exgobernante, por otro lado, atizó las críticas al debilitado Ejecutivo de Dilma Rousseff, la sucesora del extornero y exsindicalista.
El mismo viernes, resurgieron los reclamos para la salida de la actual Presidenta, cuya imagen se ha erosionado precisamente por el escándalo de corrupción, que también la involucra. Durante la administración de Lula, ella fue la presidenta de Petrobras.
El fiscal Carlos Fernando Lima, quien integra el equipo de investigación de la Operación Lava Jato, que desmanteló la red ilegal que operó en Petrobras, señaló que existen indicios de que Lula recibió dinero, regalos, inmuebles y otras “ventajas” por parte de las mayores constructoras del gigante sudamericano.
Entre los inmuebles requisados hay dos que son indagados por sospechas de que fueron en realidad “pago de favores” que las empresas hicieron a Lula: un lujoso apartamento tríplex localizado en Guaruja, y una chacra en Atibaia, ambos en el interior de Sao Paulo.
Los problemas de Evo
Lula y Roussef no son las únicas figuras de la izquierda de la región que afrontan problemas. El escenario político también se ha tornado gris para Evo Morales. En febrero pasado, el Presidente de Bolivia perdió la consulta popular en la que estaba en juego la posibilidad de eternizarse en el poder. Y el revés electoral, según analistas, fue consecuencia de un presunto tráfico de influencias.
En el ‘affaire’, que fue sacado al aire por el periodista boliviano Carlos Valverde, la protagonista es Gabriela Zapata, la examante de Morales, con quien procreó un hijo. Ella es gerente comercial en la firma de ingeniería china CAMC. Esta se ha beneficiado de contratos de Estado por más de USD 500 millones, que se entregaron sin licitación, según ha publicado la prensa.
Aparte del presunto tráfico de influencias, existe otro asunto que también lo golpea. No está claro si el hijo que tuvo con Zapata está vivo o falleció, como había asegurado el exdirigente cocalero.
El despilfarro de Cristina
La expresidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, no tiene un retiro político apacible.
A casi tres meses de su salida de la Casa Rosada, la viuda de Néstor Kirchner afronta una serie de denuncias y su gestión aparece rodeada de sospechas.
Precisamente, el actual Mandatario argentino ha lanzado duras críticas sobre los 12 años de kirchnerismo en el poder. Durante su discurso de apertura del año legislativo en el Congreso, Mauricio Macri arremetió contra su antecesora. Dijo: “Encontramos un Estado plagado de clientelismo, de despilfarro y corrupción que se puso al servicio de la militancia política”. Además, denunció el crecimiento del empleo público del 64% entre 2003 y 2015, con el fin de “camuflar el desempleo con empleo público”, anotó.
Hay otro problema grave: el exespía Antonio Stiuso declaró ante la Justicia que un grupo radical afín a la exmandataria asesinó al fiscal federal Alberto Nisman.
Lea también:
(function(d, s, id) { var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0]; if (d.getElementById(id)) return; js = d.createElement(s); js.id = id; js.src = “//connect.facebook.net/es_LA/sdk.js#xfbml=1&version=v2.3”; fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs);}(document, ‘script’, ‘facebook-jssdk’));