Una escalinata tradicional que se adecenta

Redacción Construir 

La Chilena y San Juan son dos barrios colindantes del viejo Quito. No obstante esa proximidad, la comunicación entre las partes más occidentales  siempre ha sido precaria por una sola cuestión: las vías   son malas.

La  Cuenca es la de mejor estado. La Cotopaxi parece una trampa para vehículos. Y hasta hace un mes, la escalinata de la calle Imbabura, que une las calles Olmedo (La Chilena) y Esmeraldas (San Juan), era una ratonera, que se iniciaba  junto a la lavandería pública de La Chilena.

Al inicio de la intervención, la escalinata de piedra se encontraba totalmente descuidada. Muchos escalones estaban rotos, las paredes de las casas estaban sucias y en mal estado, la balaustra ubicada en el primer tramo de la escalinata tenía un gran deterioro. Todos estos factores incidían para que la imagen y seguridad del sector sea deficiente.

Jesús Perrazo, un vecino de San Juan que vive en la Pineda y Haití, lo resume así: “Bajar por ahí pasadas las siete de la noche era jugarse la vida. Si uno no rodaba por el mal estado de las gradas era asaltado sin remedio”.

Eso era hasta un mes atrás. Hoy esa tradicional escalinata luce renovada. Amplia, bien iluminada y sin una grada desportillada.

La nueva y segura fisonomía de la escalinata se debe a la acción del Municipio de Quito con el apoyo decidido de los vecinos. El brazo ejecutor también fue el Fonsal. Este invirtió USD 117 000 y cinco meses de trabajo de 15 obreros y cinco técnicos.

¿Qué se hizo para que la escalinata luzca como luce?  El mejoramiento y recuperación comprendió la ejecución de los siguientes trabajos: el retiro de los escalones en mal estado, el mejoramiento del revocado entre piedras y escalones, el masillado de la balaustrada, el retiro de pintura de los muros de piedra…

Las edificaciones situadas junto a la escalinata también recibieron mejoras. Guido Díaz, director del Fonsal,  explica que se procedió a colocar canales y bajantes de aguas lluvias para mejorar el sistema de evacuación, se arreglaron los aleros de los tejados que estaban dañados, se cambiaron los enlucidos que lo ameritaban… en fin, se recuperó la imagen urbana del sector mediante la pintura en todas las viviendas que circundan la escalinata.

Las obras terminaron con la instalación de un nuevo pasamano metálico que ayuda a la circulación adecuada de los transeúntes, especialmente  niños y ancianos. La  iluminación ornamental de la estructura y su entorno devolvió la seguridad a los habitantes del sector, quienes ya pueden circular con más tranquilidad.

Suplementos digitales