Estuardo Melo
En dos intervenciones públicas del mismo personaje, dos errores de apreciación imperdonables: el incremento de las tasas de interés para los créditos de consumo que tenía como parapeto el desestimular a las clases de menores recursos para que compren las ‘doras’, ofreciendo una ganancia del 8% extra a los vendedores de electrodomésticos. Razón por demás para que el grupo de comerciantes del ramo le agradezca con un homenaje público y talvez hasta una condecoración por tan inteligente medida.
La segunda intervención referida al diagnóstico relacionado al incremento de los ahorros en la banca, que, según él, tenía como significado la “confianza en el Gobierno”. Qué equivocado está el señor Presidente del Directorio del Banco Central. El incremento de depósitos se debe a que las instalaciones industriales y agrícolas ya no reinvierten sus utilidades. Esos valores pasan primero al ahorro y luego al exterior.
Con qué confianza puede un inversionista poner un centavo más, aunque fuera en su propio y otrora seguro negocio, si por mandato constitucional el Gobierno está ‘obligado’ al reparto igualitario de los bienes de producción y solamente se espera que algún revolucionario tome la iniciativa manifestada por el Presidente para radicalizar las medidas.
Esta el la razón por la cual la señora Nathalie Cely, y antes la señora Susana Cabeza de Baca, a pesar de sus diálogos, medidas, foros, no logran una reacción para la reactivación productiva ni para detener la caída del PIB no petrolero.
Una espada de Damocles pendiendo sobre todos los inversionistas, emprendedores y productores del país, un desmantelamiento indetenible del aparato productivo.