Alejandro Ribadeneira. Coeditor de Deportes
Como regalo de Navidad, los hinchas del bicampeón Deportivo Quito están a punto de ver a su equipo volar en pedazos. Si la Ecuafútbol no aprueba la alianza con el grupo SEK, las deudas agobiarán al bicampeón y es posible que pierda la categoría por mora. Así de crudo.
Dejemos de lado el debate sobre lo legal o nacionalista de pedir ayuda a los españoles (si los yanquis, los rusos y los jeques son dueños de los clubes en Inglaterra, ¿por qué en Ecuador somos tan soberanos y altivos?). El punto clave es que el club de la capital buscó la ayuda extranjera debido a décadas de malos manejos internos.
Los directivos chullas, celosos y empeñados en destruirse, fracasaron con todo éxito y hicieron de la ‘AKD’ el equipo ingobernable por excelencia. Por eso, no sería una ironía que la Ecuafútbol, presidida por un ex directivo del Quito, vete a la SEK y genere el pánico en el club. La autodestrucción está en su ADN.