José Luis Fuentes: 'El Régimen está atado al modelo extractivista'

Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

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¿La vuelta a los contratos de participación para atraer a las empresas privadas evidencia un giro en la política petrolera de estos últimos 10 años?

La propuesta que está haciendo el Gobierno es solo para los contratos que se firmen en el futuro. Por tanto, el cambio no marca aún un giro radical, sino que se está apenas abriendo una puerta para un cambio.

¿Cuál es su balance de la política petrolera del anterior Gobierno?

Hay dos momentos. El primero, en el 2005, buscó equilibrar los beneficios que recibían las empresas privadas por el aumento del precio del crudo, del cual no se estaba beneficiando el Estado. Las compañías tenían contratos de participación firmados, con una fórmula de 80% a favor de las compañías y 20% a favor del Estado. La mayoría de esos contratos se firmaron cuando el precio del crudo estaba bajo, en USD 8 y 15. Pero desde el 2003 comenzó a subir de forma sostenida, hasta alcanzar picos históricos en el 2008. La mayor parte de esas ganancias era a favor de las privadas.

¿Y el segundo?

La segunda etapa se inicia cuando Rafael Correa plantea migrar de contratos de participación a servicios. La negociación se planteó en duras condiciones para las firmas privadas. Algunas aceptaron y otras se fueron y demandaron al Estado. Todo ello creó incertidumbre. Además, el contrato de servicios no logró dar a las empresas las ganancias que esperaban. Por eso, la Ronda del Sur Oriente y otras que vinieron después han fracasado.

¿Qué ganó el país con esa política?

Es difícil decir. El Estado intentó hacer muchas cosas: cambiar la estructura del sector petrolero, cambiar las relaciones entre el Estado y las empresas y comunidades, cambiar las reglas de juego, cambiar la matriz energética. En ese sentido su política fue caótica. El Gobierno puede decir que mejoró su participación en la renta y es cierto. Pero la deuda creció y es enorme, y hay el problema de obras mal hechas o de un gasto poco transparente o excesivo como la Refinería del Pacífico.

¿Qué perdió el país?

Con los contratos de servicios, las empresas privadas recibían una tarifa por barril producido. Al no tener más incentivos las petroleras se limitaron a invertir lo que estaba en los contratos. Y el Estado, que asumió todo el riesgo de la operación, tuvo que empujar la inversión para mantener la producción. Pero desde el 2015 la cotización sufrió un bajón, se acumularon deudas con las privadas y el Estado ya no pudo sostener la inversión. Ahí se ve las debilidades de ese modelo. El Gobierno ahora quiere bajar esa presión con inversión extranjera y para eso son los nuevos contratos.

¿El principal problema de esa política fue el cambio contractual?

El principal problema es que la política solo apuntó a obtener la mayor renta posible, pero una política petrolera debe caminar hacia la eficiencia energética y en eso se avanzó poco. El país es un gran importador de derivados y el consumo ha ido en aumento, con un costo que llegó a ser de USD 4 000 millones al año, equivalentes al monto que se invierte en salud.

¿El Gobierno anterior le dirá que se construyeron hidroeléctricas para bajar ese consumo?

Sí, pero no se dio continuidad a programas como el de cocinas a inducción para aumentar el consumo de electricidad. Estaban concentrados en la Refinería del Pacífico, hidroeléctricas y todo eso rebasó su capacidad de acción.

¿Cuál es el impacto que ha tenido el subsidio a los combustibles?

Que cada vez se consuma más derivados y aumente el subsidio generalizado, que beneficia a los que más tienen. Hay personas que tienen tres y cuatro carros. Hay que racionalizar esos beneficios.

Si en los últimos 10 años se recibió más renta ¿por qué el país no logró el desarrollo?

Se vendió la idea de que con la Refinería del Pacífico estábamos avanzando en el concepto de desarrollo, pero creo que los ecuatorianos tenemos que cuestionarnos esa idea. ¿Desarrollo es tener más infraestructura? ¿O será tener y fortalecer la institucionalidad?

Los nuevos contratos son para nuevos campos petroleros. ¿Se está profundizando el modelo extractivista?

Este Gobierno o cualquier otro está condicionado a seguir con ese modelo por la deuda pública. Hay un enorme déficit y la única forma de sacar dinero es del sector petrolero. Si no es el petróleo se tiene que incrementar impuestos, pero ahora nadie está de acuerdo en eso.

¿Hacia dónde apunta la política petrolera?

A incrementar la producción con inversión privada. Si bien el Gobierno ha hecho un intento de fiscalización al gasto de la última década no veo que se plantee cómo cambiar esas políticas de gasto poco transparentes. Si la decisión es continuar en un modelo extractivista, hay que profundizar los temas de control y fiscalización del gasto y discutir con la sociedad a qué destinar esos recursos.

El Gobierno habla de crear fondos de ahorro

Ese tema no debe ser impuesto sino surgir de acuerdos con la sociedad. Ya tuvimos fondos de ahorro, pero el Gobierno anterior impuso su visión y dijo que el mejor ahorro es la inversión y se gastaron esos recursos.

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