Cécile Mouly: ‘La sociedad debe apropiarse del acuerdo con las FARC’

Entrevista a Cécile M.  A su criterio, el Estado debe garantizar a los desmovilizados las condiciones económicas y sociales para su reinserción. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO.

Entrevista a Cécile M.  A su criterio, el Estado debe garantizar a los desmovilizados las condiciones económicas y sociales para su reinserción. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO.

Entrevista a Cécile M.  A su criterio, el Estado debe garantizar a los desmovilizados las condiciones económicas y sociales para su reinserción. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO.

Entrevista a Cécile Mouly, académica de la Flacso. Mouly tiene un doctorado (PhD) de la Universidad de Cambridge por su investigación sobre las contribuciones de tres iniciativas impulsadas desde la sociedad civil a los procesos de construcción de la paz en Nicaragua y Guatemala. Es especialista en conflictos armados y procesos de paz.

Su criterio: El Estado debe garantizar a los desmovilizados las condiciones económicas y sociales para su reinserción.

¿Cuál es su lectura sobre la importancia del acuerdo del cese al fuego que acaban de formalizar el Gobierno colombiano y las FARC en La Habana?

Todavía no hemos llegado al fin del conflicto, pero el cese al fuego es un paso muy importante en ese camino. Después habrá que esperar un acuerdo de paz con el ELN. Sin embargo, hay problemas que el acuerdo per se no soluciona.

¿Cuáles, por ejemplo?

El crimen organizado transnacional no se acabará con el acuerdo de paz. Si el Estado colombiano no hace presencia en las zonas marginadas que eran controladas por las FARC, pueden ser ocupadas por las organizaciones delictivas. Es indispensable hacer presencia no solo con medidas de seguridad sino con servicios de salud, educación...

Precisamente, en las zonas donde han operado las FARC no hay institucionalidad, por eso han sido el caldo de cultivo para otros problemas graves como el narcotráfico.

Aunque no es la raíz del problema, el narcotráfico sí agravó el conflicto, sirvió para alimentar la lucha armada. Por eso es positivo que uno de los puntos abordados en la agenda de negociación entre las FARC y el Gobierno sean los esfuerzos para la sustitución de cultivos de hoja de coca. En este sentido serían importantes los esfuerzos de los países vecinos por ejecutar proyectos binacionales en la frontera.

Se mantienen algunas de esas condiciones, por eso el primer punto en la agenda de negociaciones fue el tema agrario; esto para las FARC era muy importante. No hay que olvidar que por su exclusión muchos campesinos se involucraron en los cultivos ilícitos y otros fueron forzados por los grupos armados.

Otro tema crucial es el juzgamiento de los delitos comunes que cometieron miembros de las FARC. ¿En qué casos cabe el perdón para acciones que están reñidas con la justicia. Cómo evitar la impunidad y la falta de reparación para las víctimas?

De manera general, este tipo de acuerdos siempre enfrentan el reto de la paz versus la justicia, porque definitivamente si se va a castigar cada crimen de naturaleza política, probablemente muchos grupos insurgentes no se sentarían a la mesa de negociación. Sin embargo, desde hace más de 15 años en el derecho internacional no se acepta la amnistía para crímenes graves, de lesa humanidad.

¿Entonces esos crímenes deben ser juzgados?

Definitivamente quienes cometieron crímenes graves deben ser juzgados. Lo que sí hay que esperar, y eso ha ocurrido en otros procesos, es que quienes han cometido delitos menos graves, de naturaleza política, no sean enjuiciados.

También son relevantes el desarme, la desmovilización e incorporación de los guerrilleros a la sociedad. ¿Cómo ve ese proceso?

No se sabe exactamente cómo será la desmovilización y reintegración, pero sí se conoce que esos procesos representan varios desafíos; para el caso colombiano, uno de los principales es la seguridad de esas personas.

¿Y qué ocurrirá con la reinserción económica y social de los guerrilleros?

Eso también es muy complejo. Si esas personas no tienen fuentes de empleo y no pueden sobrevivir es fácil que vuelvan a tomar las armas y reincorporarse a otros grupos, eso es problemático.

¿Está la sociedad colombiana preparada para un verdadero proceso de reinserción, de perdón y olvido, no hay muchas heridas abiertas?

Sí. Hay muchas heridas abiertas, pero también hay mucha gente que está dispuesta a hacer todo por la paz. Especialmente las víctimas y sus familiares, que pueden ser los mejores agentes de paz.

También han sido víctimas del conflicto los refugiados. En Ecuador hay unos 57 000 colombianos en esta condición. ¿Qué pasará con ellos?

No es probable que con el acuerdo los refugiados regresen a su país; de hecho hay datos que dicen que sería un número pequeño. Para que puedan volver deben tener diferentes niveles de seguridad y de estabilidad económica para poder sobrevivir.

Por la experiencia de procesos similares de paz en Centroamérica, ¿qué es lo que se puede esperar luego de la firma de un acuerdo?

Que se mantenga la presión social para implementar esos acuerdos, eso es muy importante, si no se puede generar insatisfacción que sería fuente de nuevos conflictos. Hay que esperar que exista un compromiso para su cumplimiento con el acompañamiento de la comunidad internacional. Muchos acuerdos se firman, pero solo quedan en el papel.

¿Entonces, la voluntad de la sociedad, el Estado y las FARC es muy importante?

Es importante que la sociedad conozca los acuerdos y se apropie del proceso.

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