Empresas y Gobierno

¿Es posible para los gobiernos crear crecimiento y bienestar sustentable sin tener las empresas como aliados importantes?  Pienso que no. Igualmente no es posible para las empresas proyectarse a largo plazo sin entenderse con los gobiernos.

Hace pocos días se llevó a cabo en Santiago de Chile la cumbre anual del sector empresarial denominado Enade (Encuentro Nacional de la Empresa),  donde participan alrededor de 1 000 empresarios y ejecutivos, incluyendo en la agenda la participación de la presidenta Bachelet y dos candidatos a sucederla, con importantes mensajes útiles para decisiones de negocios. 

Por otro lado, cada año se organiza el Chile Day en diferentes lugares del mundo para promover empresas chilenas, este año, el Ministro de Hacienda acompañó a 100 representantes de firmas como Fondos de Pensiones, Fondos de Inversión, empresas que cotizan en bolsa, reforzando la credibilidad de la propuesta chilena en potenciales inversionistas.

En Brasil, el sector privado ha sustentado la continuación del crecimiento en regiones pobres inicialmente dependientes de subsidios de Gobierno a través de nuevas inversiones en infraestructura, industria y comercio.

En Perú, la CADE (Conferencia Anual de Ejecutivos), máximo foro empresarial anual, concluía en Arequipa  que con niveles de pobreza como los actuales era imposible lograr el desarrollo y la consolidación de un sector de negocios fuerte. Cuatro pilares serían fundamentales para lograrlo: educación, mantener el crecimiento, tecnología, institucionalidad.  Todos los temas involucran al Gobierno, demostrando una vez más la interdependencia obligada entre los sectores.

¿Cómo consolidar un ambiente colaborativo y sinérgico en beneficio del desarrollo?

Estableciendo un plan País compartido que defina claramente agenda y roles de los instituciones clave, entre ellas, gobierno y empresas.

Creando un clima de confianza, anulando la percepción de pugna Gobierno y empresa y lograr puntos de convergencia que ayuden a solucionar las divergencias. Eliminar la percepción que todas las empresas son malas, o que todos los gobiernos con dañinos. El mundo no es blanco o negro. Siempre hay casos positivos que al inicio pueden ser la excepción y con tiempo y esfuerzo pueden convertirse en el estándar. 

Mantener vasos comunicantes entre los sectores público y privado, en base a una ética de relacionamiento y códigos de conducta claros, lubricado por interlocutores creíbles y efectivos, puede ser el punto de partida para garantizar el éxito.

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