“‘¡Rosa un terremoto, un terremoto!’, me gritaba la señora que yo cuido. No -le dije- un bus se metió a la casa. Ella lloraba y decía se acabó mi casa”, cuenta Rosa Ruano, de 56 años.
Hace 10 años trabaja en la casa, ubicada en La Gasca (norte de Quito), que en la tarde de ayer martes 27 de enero fue impactada por un bus del Corredor Sur Occidental.
La mujer, todavía nerviosa, cree que fue un milagro que se salvara. Desde una ventana vio cómo el autobús se acercaba a la vivienda. En el momento en que sucedió el accidente, Ruano se encontraba en la sala, justo en el área en donde el vehículo, con más de 30 pasajeros, quedó incrustado.
“Yo estaba agachada (frente a un armario) revisando unos documentos que me pidió mi jefe cuando vi al bus que venía directo al muro. Dejé el cajón abierto y salí corriendo hacia la señora (que estaba en el comedor)”, cuenta.
Cuando la empleada salió a ver lo que había pasado escuchó gritos de auxilio de los pasajeros. La dueña de la casa, por suerte estaba al otro lado del lugar del impacto, en el comedor.
Hasta ayer se habían registrado 30 heridos, pero 13 fueron llevados a hospitales. Entre estas personas hay una embarazada que fue llevada a la Maternidad Isidro Ayora. Ella se encuentra estable, según Fausto Hidalgo, jefe de Seguridad de la Zona Norte de Quito. Los demás pacientes también siguen hospitalizados, pero es posible –dijo Hidalgo- que hoy sean dados de alta.
Al mismo tiempo, José Hidrovo, hijo de la propietaria de la vivienda afectada, dijo que calcula que los daños sobrepasan los USD 25 000. “Aún no hay nada concreto -explicó-, me dijeron que la compañía de transporte se hará cargo de los gastos”.
Hidalgo también confirmó el posible acuerdo.
El conductor de la unidad aún está retenido por las autoridades.