Redacción Política
El Gobierno ecuatoriano no reconocerá a ningún embajador del Gobierno de facto de Honduras.
Ese fue el mensaje que se llevó Rafael Murillo, embajador del Gobierno depuesto de ese país, quien en la tarde de ayer fue recibido en el Palacio de Gobierno. En el acto también estuvo el canciller Fander Falconí y el ministro de Coordinación Política, Ricardo Patiño.
Murillo llegó a Carondelet para “agradecer” al Mandatario por sus acciones emprendidas en el contexto internacional con la intención de que se restituya el orden constitucional.
Además, comentó que ya fue destituido por el nuevo gobierno de Roberto Micheletti. “Esta destitución era esperada, yo trabajé en todo este proceso político con el presidente Manuel Zelaya y, si no me destituía este Gobierno dictatorial y autoritario, yo iba a presentar mi renuncia, porque me hubiese sido deshonrado al presentar a un Gobierno de estas características”.
El diplomático comparó la actual situación de su país con la que vivieron varios países de América Latina en los años setenta y ochenta. “Hay intentos por volver a esos gobiernos de terror, en los que estaba prohibido ejercer el derecho a la defensa. Hay una dictadura de los partidos políticos, comentó.
También recordó que el presidente Zelaya está abierto al diálogo político, pero no es negociable su retorno a la Presidencia, de la que fue depuesto el 28 de junio. “Además, es un Gobierno que está por concluir su mandato, por lo tanto no hay ningún continuismo”, sostuvo.
Murillo, quien estuvo acompañado del canciller Fander Falconí, tuvo palabras de elogio para la gestión del presidente Correa, quien ha realizado dos viajes internacionales y varias gestiones con la intención de que se restituya el orden democrático.