Elsie Monge, directora de la Comisión Ecuménica de los Derechos Humanos (Cedhu). Foto: Archivo/ EL COMERCIO
Entrevista a Elsie Monge, directora de la Comisión Ecuménica de los Derechos Humanos (Cedhu).
¿Cómo afecta al país y a la democracia los ataques terroristas perpetrados en la frontera norte y el secuestro de un equipo periodístico de diario EL COMERCIO?
Todos vemos estos acontecimientos con profunda preocupación, porque estos atentados que se han venido dando es algo nuevo para nuestro país. Ahora, pienso que lo principal en este momento es garantizar la vida y la integridad de las tres personas que todavía siguen secuestradas. Pero además hay que examinar la situación de la frontera norte, que desde hace mucho tiempo ha sido controlada por grupos irregulares y parece ser que ahora esas agrupaciones se están disputando territorios. Hay que ir más a fondo y cambiar esa situación y dar más atención a las comunidades de frontera, para que puedan tener los servicios necesarios y protegerse de este desborde del conflicto colombiano.
¿El Estado se ve vulnerable al crimen organizado?
Mire, Ecuador comenzó siendo país de tránsito (de la droga), pero ahora ya vemos las consecuencias graves.
¿Qué secuelas deja para la libertad de expresión y los derechos humanos el secuestro de periodistas?
El equipo de EL COMERCIO solo estaba cumpliendo una labor de suma importancia para la sociedad. Los periodistas solo tratan de develar la verdad de lo que sucede y ahí se afectan intereses y hay este tipo de reacciones.
Frente a este hecho, ¿cómo debería actuar el Gobierno? Los plagiadores incluso han pedido el canje de captores y que se anule el acuerdo Ecuador-Colombia contra las acciones violentas.
El canje de prisioneros me parece que no es imposible, porque ya se ha dado en otros países y en otras circunstancias. La otra demanda de que se anule el acuerdo binacional me parece que es inaceptable. Pero hay que ver, porque cuando se va a una negociación las demandas siempre son extremas. Y espero que se llegue a precautelar la vida de nuestros compatriotas y que no entre ese último tema en las negociaciones.
Cuando hay vidas de por medio, ¿las negociaciones deben ser rápidas o suelen ir despacio?
Todos quisiéramos que sea rápido. El hecho de estar secuestrado es permanecer en una situación posiblemente inhumana. Y verlos con cadenas no solo afecta la parte física, sino también la psicológica, para ellos y para sus familias. Lo que hemos visto en otros países es que estas negociaciones tienden a ser prolongadas. Ahora, nosotros también hemos insistido en la participación de la Cruz Roja, porque lo inmediato es precautelar la vida y la integridad del equipo de EL COMERCIO. Entonces, la Cruz Roja viene a ser una garantía en ese aspecto.
Una vez que el pedido a la Cruz Roja es formal, ¿cómo se procede?
Como está dentro de una negociación, las dos partes tienen que estar de acuerdo. Me parece que el Gobierno ecuatoriano puede plantear a la otra parte la posibilidad de que se invite a la Cruz Roja.
¿Si los secuestrados no se pronuncian?
Incluso en conflictos bélicos se respeta a la Cruz Roja, que siempre actúa con toda parcialidad y prudencia, porque no revelan nada de lo que encuentran.