La “crisis humanitaria” provocada por la afluencia masiva de niños sin papeles que cruzan a Estados Unidos por la frontera mexicana amenaza la seguridad interior del país, afirmó este jueves, 3 de julio, el gobernador de Texas, Rick Perry.
“Es una crisis humanitaria que crece cada día” y que representa también “una crisis para la seguridad nacional”, afirmó Perry durante una audiencia de la comisión parlamentaria sobre seguridad interior que tiene lugar cerca de la frontera entre México y Texas.
“Desde mi punto de vista, la decisión buena es la expulsión inmediata” de estos niños que llegan cada día por centenares ilegalmente a Estados Unidos, añadió.
Más de 52 000 menores, a veces incluso de tres o cuatro años, han llegado al país desde el pasado mes de octubre, según un balance oficial. Es dos veces más que el año anterior por la misma época.
Para el gobernador, conocido por sus críticas crueles a la administración Obama, “aquellos que piensan que dejarlos aquí es más humano se equivocan” , ya que hacerlo “no hará sino animar al próximo grupo a emprender este muy peligroso viaje”.
“Los que vienen (ilegalmente) deben ser reenviados para hacer comprender que no vale la pena arriesgar su vida”, prosiguió.
Perry ha agitado la bandera de que estos niños pueden ser portadores de enfermedades contagiosas: “Nos han informado de un caso de gripe H1N1”, afirmó.
Él también advirtió de una infiltración en Estados Unidos de miembros de cárteles de la droga.
“La afluencia rápida (de menores no acompañados de parientes) ha puesto bajo presión los medios de los vigilantes de fronteras”, argumentó, asegurando que “la frontera está menos segura que nunca”.
“Sabemos que los carteles de la droga ya aprovecharon esta situación”, advirtió.
También hizo un llamado al Gobierno federal para que, con el fin de “asegurar la frontera”, desplieguen “a todo el personal disponible” y hagan uso de “las tecnologías existentes, incluidos los drones”.