Washington, Pekín, Reuters y AFP
El Departamento de Estado de Estados Unidos defendió ayer los planes del país de vender armas a Taiwán, después de que el Gobierno chino amenazara con suspender su cooperación con Washington y sancionar a firmas estadounidenses en respuesta.
Una relación frágil
El caso Google, por el reclamo que la compañía hizo para defender su operación en China sin ataques informáticos ni censura, ya crispó la relación.
EE.UU. reconoció a China comunista en 1979 en detrimento de Taiwán, y ese mismo año el Congreso estadounidense autorizó la venta de armas a Taipei.
“Esas ventas contribuyen a mantener la seguridad y estabilidad a lo largo del Estrecho de Taiwán”, dijo Laura Tischler, portavoz del Departamento de Estado.
Por su parte, China mantuvo ayer su posición de suspender sus lazos militares con Estados Unidos. En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino precisa haber congelado asimismo las conversaciones de alto nivel sobre la seguridad y anuncia sanciones comerciales contra las compañías armamentísticas estadounidenses implicadas en estas negociaciones.
Esta reacción se dio después de que el Pentágono anunciara el viernes la venta a Taiwán de misiles antimisiles Patriot, de buques antiminas submarinas y de helicópteros Black Hawk por 6 400 millones de dólares.
Enfurecida por el abastecimiento a un país que considera como una de sus provincias, China ha dejado planear la amenaza de “repercusiones graves” .
“El proyecto estadounidense deteriorará sin ninguna duda las relaciones chino-estadounidenses y tendrá un impacto negativo grave en los intercambios y la cooperación entre los dos países en ámbitos importantes”, había advertido antes un comunicado del viceministro de Relaciones Exteriores chino, He Yafai.
Sin embargo, los enfados de China por la entrega de armas estadounidenses a Taiwán no son nuevos. Pekín interrumpió sus relaciones militares con Estados Unidos durante más de un año tras la anterior entrega de armas estadounidenses a Taiwán en octubre de 2008.
En medio de la confrontación de los gigantes, desde Taipei, capital de Taiwán, se objeta que 1 500 misiles chinos apuntan a su territorio y que Pekín no hace más que reforzar su arsenal.
“La nueva iniciativa estadounidense de vender armas a Taiwán, que forma parte integrante de China, constituye una intervención chocante en los asuntos internos chinos, pone en grave peligro la seguridad nacional de China y daña sus esfuerzos de reunificación pacífica”, señala el texto.
El contrato comprende equipos de comunicación para los F-16 taiwaneses, 114 misiles Patriot (2.810 millones de dólares) y 60 Black Hawk (3.100 millones), según el Pentágono.
Pese a una notoria mejora en las relaciones chino-taiwanesas, los comunistas chinos, que expulsaron al gobierno nacionalista del Kuomintang a Taiwán en 1949, consideran la isla como parte integrante de China y amenazan con intervenir militarmente si declara su independencia.
El Ministerio de Defensa taiwanés se congratuló por una venta que “conferirá a Taiwán más confianza en su proceso de reconciliación con China, esto contribuirá a la paz y a la estabilidad en el estrecho de Taiwán”.
Sin embargo, este no es el único punto de discrepancia en las relaciones diplomáticas de China y EE.UU. Hay otros como el cambio climático, los litigios comerciales o el valor del yuan.