Luego de llas réplicas los alumnos del Liceo la Alborada fueron ubicados en sitios seguros. Foto: Cortesía Liceo la Alborada
Sabían cómo actuar frente a una emergencia, por lo que la reacción fue inmediata: apenas el sismo de 6.8 grados en la escala de Richter empezó, los alumnos de varios planteles de Quito pusieron en práctica lo repasado meses atrás. Los planes de seguridad que se realizaron en las escuelas y colegios del Distrito Metropolitano ante una posible erupción del Cotopaxi, el año pasado, sirvieron para enfrentar las réplicas que han ocurrido luego del terremoto de 7.8 grados que azotó al país el 16 de abril del 2016.
En tres establecimientos: Santo Domingo de Guzmán, International Christian Academy Jesss y en el Liceo la Alborada, la evacuación de los alumnos hacia las zonas seguras se realizó con calma y eficacia. En el primer establecimiento, donde estudian 1 100 alumnas, la Brigada de gestión de riesgos funcionó con efectividad. Miguel Arellano, coordinador de la brigada, explicó que los planes estaban activos en el plantel y que realizan un simulacro cada mes o dos meses.
El miércoles 18 de mayo, durante el sismo de las 11:46, se activó el plan de emergencia. Mientras duró el movimiento, los alumnos se colocaron bajo los pupitres. Una vez que terminó, la inspectora dio la voz de evacuación. El punto de encuentro fue la zona de las canchas de básquet. Al llegar, cada tutor contó a sus dirigidos y verificó novedades.
Una de las particularidades de este plantel es que tiene una brigada de búsqueda y rescate conformada por personal docente y administrativo, encabezado por el médico de la institución. Sin embargo, si se presenta una emergencia mayor, la disposición es contactarse con entidades de rescate.
Arellano cuenta que el miércoles 18 de mayo existieron un par de chicas que perdieron la calma durante la réplica y entraron en pánico, pero la psicóloga y el departamento médico intervinieron y se controló la situación. Rosa Guevara, rectora del Jesss, explica que la aplicación del plan de emergencia tuvo un balance positivo luego de la réplica.
Los alumnos más pequeños fueron atendidos por las maestras y llevados a una de las cuatro zonas seguras del plantel: el parque infantil, el parque deportivo, las canchas y la granja.
La evacuación fue rápida, dice Guevara, gracias a los seis simulacros que han realizado en lo que va del año lectivo. ‘Mientras más preparados estén tanto los maestros como los estudiantes, se reduce la posibilidad de accidentes‘, sostiene.
Los simulacros son parte de la política institucional. Sin embargo se reforzaron ante la emergencia por la posible erupción del Cotopaxi. Una vez en el patio, el plan de seguridad contempla la realización de dinámicas y juegos con el fin de que regrese la calma a los alumnos. El día del sismo, recuerda la Rectora, una estudiante de 9 años se asustó e incluso se desató en llanto, pero inmediatamente fue atendida por las autoridades.
Guevara insiste en la importancia de contar con un sistema de alarmas. Ante eventos de emergencia la alarma se activa dependiendo si es incendio, temblor, erupción, etc. El siguiente paso fue ponerse en contacto con los padres de familia del alumnado para indicarles que los chicos estaban en buen estado y fuera de peligro.
Luego del sismo, se realizó una reunión en el rectorado con las autoridades, en la que se analizó el plan, se encontraron fortalezas y debilidades
Víctor Villamarín, rector del Liceo La Alborada, donde estudian 300 alumnos, contó que el plantel dispone de un plan de prevención avalado por el Ministerio de Educación. Precisamente la semana pasada tuvieron una reunión en la que se afinaron detalles al respecto.
Él cuenta que la plataforma y el sistema de mensajería celular fue clave durante el sismo. Se utilizó para contactarse con los padres de familia y ponerles al tanto del estado de los alumnos. Se armó, además, una cadena en WhatsApp. Las autoridades enviaron mensajes a los maestros, los maestros a los presidentes de los padres de cada aula, y ellos comunicaron las disposiciones en los grupos con los que cuentan. Además, como parte del plan de seguridad interno se decidió renovar el kit de seguridad que se había pedido para la emergencia del Cotopaxi.
Cada alumno tiene agua alimentos y ciertos implementos para garantizar su bienestar, en caso de que la emergencia fuese mayor. ‘En el sismo de ayer nos dimos cuenta que en el kit hace falta una gorra ya que mientras estuvimos en las zonas seguras, el sol estaba fuerte’, comenta el Rector.
Los alumnos se sentaron en zonas seguras, jugaron, tocaron guitarra… Hasta el momento han hecho tres repasos.
La mañana de el jueves 19 de mayo el ingreso a clases fue normal, no hubo faltas y los chicos ingresaron con tranquilidad al plantel.