Ecuatorianos indocumentados se juntan

Foto: cortesía de la organización  unidad latina en nueva jersey Ecuatorianos que integran el grupo Unidad Latina, en la ciudad de Nueva Jersey, protestaron tras el triunfo de Trump.

Foto: cortesía de la organización unidad latina en nueva jersey Ecuatorianos que integran el grupo Unidad Latina, en la ciudad de Nueva Jersey, protestaron tras el triunfo de Trump.

Ecuatorianos que integran el grupo Unidad Latina, en la ciudad de Nueva Jersey, protestaron tras el triunfo de Trump. Foto: Foto: Cortesía de la organización Unidad Latina en Nueva Jersey

Tocaron la puerta de la habitación que el guayaquileño Jonathan Arcentales (nombre protegido) alquilaba en Nueva Jersey, noreste de Estados Unidos. Eran unos agentes de Migración, quienes le preguntaron por otro hombre de origen latinoamericano que antes vivió allí. Les contestó que no lo conocía y luego le pidieron sus documentos de residencia. Él llevaba más de dos años sin papeles y lo apresaron.

Los ecuatorianos indocumentados que viven en Estados Unidos temen que esas escenas se repitan luego de que Donald Trump se proclamara presidente de Estados Unidos, en las últimas elecciones del 8 de noviembre del 2016. En su campaña anunció que deportará a los migrantes sin papeles ya que, supuestamente, algunos de ellos son “violadores, traen crimen y narcotráfico”.

La cuencana Myriam Ochoa, de 38 años y quien vive desde el
2005 en ese país, tras cruzar a pie la frontera entre México y Arizona, en EE.UU, ya tiene permiso de trabajo. Recuerda que Jonathan era su compañero cuando lo detuvieron. Le dieron un año de plazo para obtener sus documentos, pero no logró conseguirlos y lo deportaron.

Desde el 2009 hasta el 2014, la administración del presidente Barack Obama deportó a 2,6 millones de inmigrantes indocumentados que no tuvieron conflictos con la ley. Otros 1,7 millones, que cometieron delitos, fueron regresados a sus naciones de origen. En total se deportó a 4,4 millones en seis años.

Eso dicen los datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (Homeland Security), difundidos en agosto del 2016  por Pew Research Center, con sede en Washington, y que hace estudios sobre temas de interés social en ese país.

Eso preocupa más a la comunidad de hispanos sin papeles en EE.UU., luego de que Trump anunciara en su primera entrevista, tras ganar la Presidencia, que los indocumentados con antecedentes judiciales, pandilleros y traficantes de drogas serán expulsados de Estados Unidos. Añadió que en ese grupo hay cerca de tres millones de personas.

Hasta el 2012 se calculaba que en Estados Unidos había por lo menos 170 000 ecuatorianos en situación irregular, de acuerdo con los datos de Homeland Security. Según declaraciones del canciller Guillaume Long, difundidas en medios públicos, en promedio 1 200 ecuatorianos son deportados cada año desde EE.UU.

Los dirigentes de grupos de migrantes ecuatorianos también están preocupados.

Luis Balladares, presidente de la agrupación Ecuatorianos Unidos, de Nueva Jersey, señala que en estos días los migrantes se han reunido para conocer sus derechos y para aprender sobre temas migratorios. Analizan las opciones que tienen para obtener un estatus para permanecer en ese país.

“Hay muchas organizaciones apoyadas por iglesias católicas y que tienen abogados, que dan asesoría gratuita”, señala Balladares. Aunque igual existe incertidumbre, porque el discurso de Trump “es demasiado radical”.

El quiteño Jorge Torres preside la organización Unidad Latina en Acción, con 250 integrantes. De ellos, el 85% son ecuatorianos. Asegura que ante el miedo de los latinoamericanos se les asesora en lo que deben hacer ante un hipotético caso de que haya una redada de Migración o traten de deportarlos. “Luego de que Trump resultara electo presidente, en la organización recibimos cientos de llamadas de gente preocupada”, cuenta.

La organización les ayuda consiguiéndoles abogados y busca crear una red de apoyo alrededor de ecuatorianos que son apresados por Migración. Se contactan con senadores estadounidenses para que les ayuden y aboguen ante una posible deportación. Su idea es ejercer presión para que la gente no sea regresada a su país de origen.

Torres cuenta que un grupo de ecuatorianos de esa organización protestó en las calles de Nueva Jersey tras el triunfo de Trump sobre Hillary Clinton. Otros prefieren solamente trabajar, mantenerse en silencio y cuentan sus historias con la condición de que no se publiquen sus identidades por temor a ser identificados.

Isabel Gutiérrez vive desde hace dos años en Atlanta, Georgia, junto con su esposo. Trabaja como costurera en una fábrica de ropa y sabe que Migración no podría detenerla en las calles, pues labora en un sitio cerrado. Su miedo radica en que su esposo sea apresado, es albañil y trabaja en la calle junto a otros migrantes.

Matilde Briones es una quiteña de 52 años que vive en EE.UU. desde el 2001, con su esposo y dos hijos, hoy de 14 y 18 años. Dejó el país tras el feriado bancario y no ha logrado conseguir su residencia. Teme que le pase lo que a su compadre, quien fue detenido por Migración mientras conducía su auto desde Buffalo hasta Nueva York y lo deportaron, hace 10 años. Para ella, desde el 20 de enero, fecha en la que se posesionará Trump, reinará la incertidumbre.

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