Ecuanimidad

El Presidente conseguirá actuar ecuánime y sabiamente en el ejercicio del poder: cuando trate con altura y respeto a quienes no piensan como él; cuando se interese muy seriamente por la seguridad y la vida de los ciudadanos; cuando actúe no única y exclusivamente en función de acaparar más y más votos, sino buscando en todo momento y lugar el bien común; cuando deje de lado los ataques verbales, los exabruptos y su prepotencia; cuando desista de una vez por todas de querer ponernos un bozal con aquella “bendita” Ley de Comunicación que está por aprobarse.

Y, asimismo, actuará negativamente y en detrimento de los ciudadanos: cuando solo piense en sí mismo y haga creer a los demás que trabaja por su bienestar; cuando el rato que menos lo piensan muchísimos de sus funcionarios, de pronto “los renuncia”, abandonándolos inmisericordemente a su suerte; cuando se contradiga o no diga la verdad; cuando se niegue a pedir disculpas, y, peor aún, perdón.

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